Actualmente utilizamos en la mayoría de nuestros ordenadores unidades SSD y discos duros. Sin embargo, hay algunos portátiles que no utilizan unidades SSD, sino que cuentan con eMMC. ¿Qué son este tipo de memorias y por qué se utilizan actualmente en dispositivos como móviles, tablets o portátiles baratos?
Memorias USB, tarjetas SD y SSD: más rápidos que las eMMC
La memoria flash se encuentra en la actualidad en dispositivos que usamos a diario, como memorias USB, tarjetas SD y microSD, o los SSD. Una memoria USB cuenta con un chip flash NAND unido a un circuito, además de tener un controlador muy básico y una interfaz USB con la que poder conectarlo a nuestro ordenador. De manera similar, la tarjeta SD cuenta con un chip de memoria flash, un circuito, y un controlador. Al ser tan simples, su precio se puede reducir con facilidad.
La velocidad de las memorias USB y de las tarjetas SD deja mucho que desear con respecto a un SSD, por lo que no es recomendable instalar un sistema operativo en ninguna de ellas (aunque se puede hacer, como en el caso de las Raspberry Pi). Además, a diferencia de ellas, los SSD cuentan con más componentes en su interior que los diferencian. Además de haber más chips NAND, estos son más rápidos y de mejor calidad, e incluyen un controlador más avanzado.
Por ejemplo, el controlador de un SSD permite repartir las tareas de escritura y lectura por igual entre todos los chips que lo componen (es decir, paralelizar la tarea), por lo que no se limita a escribirlo todo en un único chip como ocurre con las memorias USB o las tarjetas SD. El controlador de estas unidades SSD es como una especie de RAID, pero dentro de un único dispositivo. El controlador se encarga también de controlar el posible desgaste de la unidad al escribir datos en ella, con el fin de que todos se escriban de manera consistente en todos los chips para evitar que la memoria se desgaste.
Por ello, escribir un archivo en una tarjeta SD tarda como 10 o 15 veces más que en un SSD. Este suele ser el factor limitante de la velocidad, ya que USB 3.0 tiene unas velocidades similares a las que se alcanzan con un puerto SATA Express (5 vs 6 Gbps)
eMMC: el precursor de las tarjetas SD
Una vez aclaradas las memorias flash, toca hablar de las memorias eMMC (embedded MultiMediaCard). Este tipo de memorias son muy similares a una tarjeta SD, ya que la memoria MMC fuera precursora de ellas. Por ello, siempre que se puede, se intenta evitar el uso de memorias MMC en ordenadores, aunque hay veces que es inevitable si se quieren mantener al mínimo los costes.
La memoria eMMC no se puede expandir ni modificar, ya que está soldada a la placa base (como la parte de embedded de su nombre indica) para ahorrar costes y reducir tamaño. Este tipo de memoria es mucho menos avanzada, tanto a nivel de prestaciones como de velocidad. Si se usa suele ser por dos factores principales: es más barata, y cuenta con un controlador que puede convertir a la memoria eMMC en booteable, es decir, que permite arrancar el sistema operativo almacenado en ella. Por ello, es normal encontrarla en móviles, portátiles, tablets y convertibles con Android, Windows y Chrome OS, siendo además bastante versátil para poder usarse tanto con Windows como con Android.
Las tablets con dos sistemas operativos han ido reduciendo su precio en los últimos años, y por debajo de 200 euros no es posible ofrecer un SSD porque habría que aumentar bastante el precio final. Por ello, la eMMC cumple las funciones de ser barata y pequeña. En el caso de los móviles que todos utilizamos a diario, no hay muchas más opciones si queremos que el tamaño del dispositivo sea reducido.
Para poder saber si un dispositivo que vayamos a comprar usa esta memoria, debemos mirar las especificaciones. Incluso si en ellas no se especifica, si encontramos que la capacidad de almacenamiento es de 32 o 64 GB, lo más probable es que estemos ante memorias eMMC. También es posible encontrar dispositivos con 128 o hasta 256 GB como es el caso de los últimos modelos de iPhone.
La memoria eMMC y su rendimiento
Además, hay bastantes pruebas de rendimiento que permiten conocer la velocidad de escritura y lectura. Aunque estas velocidades suelen ser mucho más lentas que las de un SSD, sí que nos permiten usar un dispositivo con relativa normalidad para la mayoría de usos, y encontraremos un rendimiento parecido al que encontraríamos si estuviéramos utilizando un disco duro.
Por ello, tal y como recomendamos la semana pasada, no es bueno comprarse un ordenador portátil muy barato si podemos permitirnos gastar más dinero, ya que vamos a encontrar bastantes limitaciones. En este caso, la memoria eMMC es lenta y bastante limitada en capacidad de almacenamiento. Para tareas normales como navegar o ver vídeos quizá no lo notemos, pero en cuanto queramos realizar tareas como editar fotos o vídeo nos daremos cuenta de que necesitamos algo más.
El último estándar disponible de eMMC, publicado por la JEDEC en febrero de 2015, es el 5.1. Esta especificación cuenta con una velocidad máxima de 400 MB/s. Sin embargo, las velocidades reales suelen ser algo inferiores. Los chips que Samsung lanzó en 2015 tienen velocidades de lectura y escritura secuencial de 250 MB/s y 90 MB/s, respectivamente. La lectura y escritura aleatoria cae a 11.000 y 13.000 IOPS, unas 8 veces menos que las unidades SSD que están saliendo al mercado este año.