Hoy día, vemos en las redes sociales cómo multitud de usuarios comparten todos los pequeños detalles y aspectos de su día a día. Cuando pasas por cualquier lugar, dejas un reguero de información sobre dónde has estado en redes sociales, tales como fotos u opiniones que te haya sugerido ese lugar. En resumen, una serie de metadatos que, si no los controlamos adecuadamente, pueden luchar en nuestra contra.
Es en esto en lo que se han basado dos estudios sobre Twitter y llamadas, de la Universidad de Stanford, y del MIT y Oxford, respectivamente, para saber cómo localizaba personas.
Android y los permisos, el cuento de nunca acabar
Para empezar, desarrollaron una aplicación de Android que recogía información sobre los números a los que llamabas, la duración de las mismas, y las veces que llamabas. Es tan fácil como buscar esos números en Google, y se puede obtener una triangulación aproximada de dónde se encuentra el individuo. No es ni siquiera necesario recurrir a la triangulación por antenas, como suele realizar la policía en España, siempre comandado por un juez, para conocer el lugar donde se encontraba un sospechoso en el momento de la comisión de un supuesto crimen.
Además, sabiendo el número de teléfono al que llamas, se puede conocer mucho sobre las preferencias del individuo. Tales como si llamas a un cardiólogo, es que tienes problemas del corazón, o si llamas, en el caso de Estados Unidos, a una tienda de armas que promociona armas de fuego pesadas, es que probablemente no seas un tipo pacífico. Para este estudio, se usaron 800 individuos, de los cuales se recogieron datos de 250.000 llamadas, y 1.2 millones de mensajes de texto.
Ni desactivando la localización estamos a salvo
Y todo esto teniendo las opciones de localización desactivadas. Es raro ver una app actualmente que no te pida conocer tu posición. En el caso de Twitter, esta opción viene desactivada por defecto. Aun así, hay quien siente la imperiosa necesidad de comunicar al mundo dónde se encuentra.
En el estudio que llevaron a cabo conjuntamente en el MIT y Oxford participaron 45 sujetos, a los cuales se les preguntó desde donde escribían sus tweets. Incluso antes de comprobar desde donde los enviaban, los coordinadores del estudio sabían con una elevada precisión dónde se encontraban los usuarios. En el caso de los que estaban en casa, la tasa de acierto fue de un 65%, y de un 70% para los que se encontraban en el trabajo.
A pesar de lo curioso, e incluso hasta peligroso de los hechos que demuestran este estudio, desde Twitter tienen la política de no comentar los trabajos que hacen terceros, por lo que no han hecho declaraciones explícitas sobre estos estudios.