Vivir en una zona rural de España: una pesadilla incluso para ver bien la TDT
La España de las dos velocidades es una realidad y no sólo hablando estrictamente del mundo de la tecnología, aunque es en lo que nos centraremos en el siguiente artículo. Mientras algunas zonas de España reciben las bondades de las conexiones de fibra óptica de altísima velocidad y la cobertura 4G más rápida, con lo que conlleva a la hora de tener más servicios, otras zonas tienen incluso problemas para ver correctamente la señal de TDT.
Hasta un millón y medio de personas que viven en zonas rurales o poco pobladas de nuestro país no tienen acceso a la TDT o la reciben con una calidad de señal baja, según podemos leer en El País. Esto es debido a que la Ley sólo obliga a llegar al 96% de la población en el caso de los canales privados y a al 98% en el caso de los públicos. Esto hace que un gran número de hogares se queden fuera aunque se ha habilitado un concurso para extender la cobertura a zonas rurales.
Las dos principales empresas que pugnan por quedarse con ello son Cellnex (Albertis) y SES-Astra, aunque cada una de ellas lo hará con una tecnología diferente. Mientras la primera seguirá apostando por usar las redes terrestres para llevar la señal, la segunda quiere que el satélite sea la alternativa más económica a un despliegue complicado. Recordemos que en las zonas rurales los hogares no se concentran en un gran núcleo y existen propiedades bastante alejadas de otras.
Satélite vs tecnología terrestre
La cosa se complica cuando entramos a fondo en los pasados concursos a los que se han presentados estas dos compañías. Muchos de ellos están impugnados, otros esperan resolución y otros están paralizados. SES-Astra siempre ha defendido el uso del satélite como medio de propagación de la TDT, al ser más económico y más fácil de mantener mientras Albertis ha defendido el cableado terrestre actual como la mejor solución.
Lo cierto es que cada uno aporta ventajas e inconvenientes innegables aunque igual de cierto es que las Administraciones públicas no parecen estar fijándose mucho en ellas a la hora de otorgar el concurso en una u otra zona. Los que defienden el satélite hablan de menos costes y de preparación para el futuro, al no estar afectada por las futuras reantenizaciones (antes de 2020 tendremos que liberar los 700 MHz en un nuevo Dividendo Digital). Por su parte, los que defienden la tecnología terrestre hablan de aprovechar las infraestructuras ya desplegadas.
El debate seguirá pero esperamos que deje de afectar al millón y medio de personas que no pueden ni siquiera ver la televisión en sus hogares.