La nueva serie animada de Rurouni Kenshin ya ha comenzado y no puedo evitar sentir escalofríos viendo las imágenes y las reacciones que circulan por la red, especialmente en Japón. El país olvida con facilidad y algunos aficionados no parecen querer recordar o entender la magnitud de lo que supone que se estrene una serie como esta. Yo lo tengo claro, no la veré. Y no solo eso, sino que espero que fracase.
Disfruté cada episodio de Rurouni Kenshin en su emisión original en Canal+. Fue una época de bailar al ritmo de la canción Sobakasu de Judy and Mary, que daba ritmo al primer opening de la serie. En total, se emitieron 95 episodios. Y hubo toneladas de productos derivados que disfruté, desde los videojuegos hasta las adaptaciones reales. Pero en 2017 ocurrió algo que lo cambió todo.
El autor detenido
Solo han pasado seis años, pero la memoria colectiva parece que se ha olvidado rápidamente de lo que le ocurrió a su autor, el célebre Nobuhiro Watsuki. Es algo bastante común en Japón, donde no es raro mirar hacia otro lado. Pero sorprende que los otakus del extranjero, de España y de otros países, estén emocionados por el regreso de Kenshin a la televisión sabiendo que será algo que alimentará las arcas de su creador.
En el año 2017 la policía japonesa hizo una redada en la oficina de Watsuki siguiendo una serie de pistas e investigación que habían gestionado durante un tiempo previo en relación a otro delincuente. Cuando entraron se encontraron con que el autor de Rurouni Kenshin tenía más de 100 DVD donde se recogían vídeos de chicas desnudas que eran menores de edad. La policía no tenía duda del crimen que había cometido. El propio autor, de nombre original Nobuhiro Nishiwaki, reconoció el delito y dijo que lo hizo porque estaba interesado en ver la desnudez en menores (utilizó palabras más textuales que, simplemente, no queremos reproducir).
El castigo de Watsuki
Shueisha, la editorial con la que estaba publicando en ese momento la continuación del universo de Rurouni Kenshin, hizo una declaración pública en la que decían saber que el autor estaba muy arrepentido. Al mismo tiempo, paralizaban la publicación del manga del autor. En ese momento, el creador del manga y anime esperaba la condena a la que le sometería la ley después de que hubiera reconocido su culpabilidad.
Las autoridades determinaron que su delito solo merecía que hiciera un pago de 200.000 yenes, lo que vienen a ser unos 1.286 euros al cambio. No hubo prisión ni ningún tipo de castigo superior. Se pensaba que, eso sí, la editorial mantendría al dibujante fuera de la rotación de autores que aparecían en sus páginas y que serviría como castigo público por lo que había hecho. No obstante, ese castigo duró solo seis meses. Tras ese periodo de tiempo, el manga de Kenshin volvió a su publicación y el autor también retomó el día a día como si nada hubiera ocurrido.
Poco después, la maquinaria del sector se ponía en marcha para que se olvidara lo sucedido y que se volviera a poner la imagen de Kenshin en todas partes. El fuerte sentimiento que tiene Japón por los personajes más representativos de su cultura, como en este caso un samurái, sumado a que Watsuki es un autor que tiene gran peso en la editorial de Shonen Jump, derivaron en un lavado de cara instantáneo. El incidente no evitó que continuaran rodándose nuevas películas en acción real de Kenshin, que el manga paralizado anteriormente volviera a publicarse, que sus personajes aparecieran en videojuegos y que, ahora, se haya estrenado este nuevo anime.
Un nuevo anime que toma de referencia más fielmente el manga original, elimina la mayor parte del humor que tenía la versión que triunfó en el pasado (Kenshin se ha desprendido de su clásico «¿oro?») y que trata de buscar su propia identidad. Esta es la tendencia habitual por la que han optado la mayor parte de los remakes que se están haciendo de otros animes y que ya ha demostrado funcionar. Al basarse más en el manga, eso sí, supone que todos los espectadores posiblemente tengan más oportunidades de encontrar similitudes entre algunos de los personajes de Rurouni Kenshin con personajes de otras obras que no resulta difícil identificar.
どうげき。@ryugainaiリメイク版も放映されたので「るろうに剣心」がどんなマンガだったか見てみましょう 🐷 https://t.co/p6OG1jbsHZ13 de septiembre, 2023 • 12:36
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Hay que saber que, incluso algunos de sus pupilos, incluido Eiichiro Oda, autor de One Piece, le dieron su apoyo al autor con distintas iniciativas. También lo hizo su esposa, Kaworu Kurosaki, que trabaja con con él desde hace años y se ocupa de algunas de las historias de Kenshin, así como de las otras obras del autor. A partir del momento en el que se reinició el trabajo en el retorno del samurái, el incidente ha quedado relegado a segundo plano en Japón y nadie quiere volver a hablar de ello. Se ha cubierto con más y más productos de la serie y con la influencia que tiene Watsuki en el mundo del manga. Las exposiciones dedicadas a su obra, las colaboraciones y los altos índices de éxito de sus productos son suficiente para que, quienes mueven los hilos, prefieran darlo todo por olvidado. Y eso también afecta a la prensa japonesa, que sabe que resulta más rentable centrarse en el revival de Kenshin que en profundizar en el misterio del escaso castigo que recibió Watsuki.
Eso, indudablemente, significa dinero, mucho dinero. Y eso es lo que acaba mandando en una cultura que ya ha demostrado que está muy atrasada en la defensa de los derechos de los menores. Así que sí, me hubiera gustado seguir leyendo el manga, el cual se sigue publicando en España por mucho que en Estados Unidos fuera cancelado, e incluso ver el anime en Crunchyroll, pero no lo voy a hacer. No estoy dispuesto a darle beneficios al autor. Por otro lado, para qué nos vamos a engañar, la serie tiene una pinta horrible.