En nuestro teléfono móvil está prácticamente toda nuestra vida registrada: las páginas que visitamos, las conversaciones que tenemos con amigos o familiares, las fotos que hacemos, lo que vemos en Internet… y puede que alguno considere que es buena idea coger el móvil de su pareja para saber qué ve, qué habla o qué hace. Pero nunca debes hacerlo. Y te explicamos por qué.
Es innecesario decir que cualquier persona tiene derecho a su privacidad e intimidad y que no puedes rebuscar entre sus cosas, leer sus mensajes sin consentimiento ni espiar el móvil. Ni, aunque sea tu mejor amigo, tu mejor amiga, tu pareja o tu hermano. Al igual que es innecesario decir, además, que espiar el móvil de tu pareja sin su consentimiento es algo que no debes hacer nunca porque cualquier relación debe basarse en el respeto y en la confianza mutua. Pero, además, y puede que no lo sepas, al espiar el móvil de tu pareja estás cometiendo un delito.
Puede que conozcas a alguien que lo hace, pero si todavía no lo sabías, no es legal. Incluso, se castiga por el Código Penal a todo aquel que quiera descubrir los secretos o vulnerar la intimidad de otra persona al revisar su smartphone sin su consentimiento. Por lo que solamente hace falta echar un vistazo a qué dice la ley sobre este asunto para tener una idea más clara de lo que supone estar espiando el smartphone de tu pareja.
Delitos contra la intimidad
Si queremos salir de dudas, basta con que echemos un vistazo al artículo 197 del Código Penal:
- El que, para descubrir los secretos o vulnerar la intimidad de otro, sin su consentimiento, se apodere de sus papeles, cartas, mensajes de correo electrónico o cualesquiera otros documentos o efectos personales, intercepte sus telecomunicaciones o utilice artificios técnicos de escucha, transmisión, grabación o reproducción del sonido o de la imagen, o de cualquier otra señal de comunicación, será castigado con las penas de prisión de uno a cuatro años y multa de doce a veinticuatro meses.
Y no solamente hay que tener en cuenta este artículo en particular. Lo mismo ocurre con soportes o ficheros informáticos, como recoge el 197.2 del Código Penal:
- Las mismas penas se impondrán al que, sin estar autorizado, se apodere, utilice o modifique, en perjuicio de tercero, datos reservados de carácter personal o familiar de otro que se hallen registrados en ficheros o soportes informáticos, electrónicos o telemáticos, o en cualquier otro tipo de archivo o registro público o privado. Iguales penas se impondrán a quien, sin estar autorizado, acceda por cualquier medio a los mismos y a quien los altere o utilice en perjuicio del titular de los datos o de un tercero.
Llegar a espiar el móvil de tu pareja no es una muestra de amor y lo cierto es que, tal y como pone el Código Penal en estos artículos, estarías infringiendo en claro delito. Por lo que es un factor que se debe tener muy en cuenta en todo momento.
¿Por qué se mira el teléfono de otra persona?
Uno de los motivos principales por los que se suele mirar el teléfono ajeno es por un posible engaño, ya sea de tu pareja, tu amigo o tu familiar. Hay quienes consideran que es algo normal husmear la intimidad de otra persona si crees que te está engañando, pero lo único que estás haciendo es fomentar la desconfianza de la relación y eso puede llegar a causar consecuencias desastrosas, como las peleas, los insultos o el mal comportamiento.
También puede darse el supuesto de que quieras ver los mensajes de WhatsApp o de otra aplicación de mensajería para revisar conversaciones de las que no estás informado, pero lo más probable es que accedas al móvil para mirar fotografías o vídeos y querer buscar algún tipo de información valiosa que crees que la otra persona te oculta.
Sea como fuere, la invasión al derecho a la intimidad puede llegar a acarrear resultados fatales y la razón más predominante es la desconfianza, un factor repulsivo que hay que evitar a toda costa si quieres tener una relación vigorosa. Y es que no es lo mismo que tu pareja te deje coger el móvil para ver un vídeo, echar un ojo a una foto, etc. Todo sea no vulnerar la intimidad de la otra persona, si es así, no habrá ningún problema en este sentido.
¿Y si me ha dado su contraseña?
Puede que tengas la contraseña del móvil de tu pareja. Por ejemplo, sabes el patrón de desbloqueo de pantalla porque habitualmente has visto cómo lo introduce para usar su smartphone. En este caso, no tenemos que forzar nada porque sabemos acceder o incluso porque ella misma nos ha dicho cómo se desbloquea. ¿Esto nos permitiría leer sus conversaciones o mensajes o ver su historial? No, por supuesto que no. Que sepas la contraseña no te da el derecho a vulnerar su intimidad.
Da igual que tengas su contraseña, porque utilizarla sin consentimiento también supondría un delito igualmente. Si nos ha dado su contraseña por alguna razón, no significa que podamos hacer un uso indiscriminado de la misma o que accedamos a contenidos privados. Solamente es para que puedas usar el teléfono en caso de necesitarlo por cualquier otro motivo, no para que llegues a espiar a la otra persona.
Ni apps ni perfiles falsos
No solo no puedes coger el teléfono mientras se ducha, sino que no podrás hacer ningún tipo de proceso que implique un espionaje o que implique controlar a tu pareja. Esto incluye crear perfiles falsos en redes sociales para, por ejemplo, hacerse pasar por otra persona y sacar información a tu pareja sobre cualquier tema. Aquí, además, estás cometiendo un delito de suplantación de identidad de alguien.
¿Y apps de espionaje? Como es lógico, tampoco. El Código Penal castiga el uso de cualquier tipo de software de espionaje. Aplicaciones de espionaje o programas dedicados a este tipo de delitos. Usarlos para averiguar la contraseña del ordenador o hacer un seguimiento de lo que se hace implicaría estar cometiendo un delito. Además de que, si se accede a un sistema, como puede ser Android, de manera ilegal también tiene una serie de consecuencias penales.
Entonces… ¿Puedo ver su teléfono?
No. En ningún caso. Aunque parezca innecesario tener que decirlo o recordarlo: no puedes acceder a las redes de tu pareja sin su consentimiento ni podrás leer sus conversaciones de aplicaciones de mensajería ni consultar su historial del móvil. Y sí, ya hay casos en los que personas han sido condenadas por esto: en 2017 un hombre en Ourense fue condenado por acceder a la cuenta de Facebook de su exnovia y acceder a las cuentas de correo electrónico. Además, en el caso de ser tu pareja puedes enfrentarte al agravante de parentesco por la relación de carácter afectivo entre quien espía (tú) y la víctima. Así que piénsatelo bien antes de hacerlo.
¿Y si me lo enseña? Lógicamente y en una relación normal y sana, tu pareja va a enseñarte todo tipo de contenidos en el teléfono móvil sin temor a nada. Ya sean memes o reels de Instagram o conversaciones que puedan parecer relevantes en WhatsApp. En este caso, como es bastante obvio, no existiría ningún problema, puesto que existe un consentimiento y, sobre todo, ha sido ella quien ha querido que veas su móvil por algún motivo.
¿Cuándo no hay consecuencias jurídicas?
Como hemos dicho al principio del texto, instalar una aplicación de espionaje en el móvil de tu pareja, amigo o familiar puede acarrear hasta dos años de cárcel, pero en el caso de que se visualice el contenido del smartphone sin que el tercero se dé cuenta de ello, la pena se puede alargar hasta los cuatro años de encarcelamiento, aunque la difusión de información del contenido descubierto a otra persona también puede traer resultados fatales, llegando a los cinco años de prisión.
Pero hay otras situaciones en las que se considera que se ha cometido un acto ilícito, pero no es castigado por la vía penal y no hay consecuencias jurídicas al respecto. Es el caso de elaborar otras formas de manipulación a la pareja sin llegar a tocar su teléfono personal. Por ejemplo, a la hora de crear un perfil falso para controlar todas las conversaciones que mantengas con la otra persona, siempre y cuando no estemos suplantando la identidad de alguien. También puede darse el supuesto de que creas que tu pareja te está ocultando algo y quieras enterarte de algún chisme a través de otra persona de su entorno y en este caso tampoco habría ninguna consecuencia penal.