Explorar más allá de nuestro planeta se ha convertido desde hace mucho tiempo en una obsesión para el ser humano. Los viajes al espacio, incluso los considerados vuelos turísticos, son ya una realidad. Pero, antes de que todo esto empezara a ser posible, fueron los animales los primeros seres vivos en salir de nuestra atmósfera.
Estas criaturas son siempre las primeras «en sufrir» cualquier tipo de avance científico, ya que obviamente es mucho más seguro para el ser humano probar cualquier invento o teoría en un animal. En lo que a viajes al espacio se refiere, no fue diferente, y es que fueron varios los animales que viajaron al espacio mucho antes de que existiera el primer astronauta humano.
Durante el siglo XX, y en especial durante la Guerra Fría, fueron muchos los intentos de mandar animales al espacio por parte de Estados Unidos y Rusia, aunque también hubo intentos de otras potencias. A continuación tienes a los animales más importantes que viajaron al espacio.
Moscas, las primeras astronautas
Aunque cuando hablamos de animales en el espacio siempre solemos irnos a los más conocidos como Laika, no podemos olvidar que el primer ser vivo en viajar al espacio fue una mosca. En 1947, científicos norteamericanos mandaron en un cohete un grupo de moscas junto con algunas semillas. Concretamente, el 20 de febrero de 1947, el cohete superó los 100 kilómetros de altura.
Lo más sorprendente de este vuelo fue que la mayoría de estas moscas regresaron con vida al planeta tierra. El principal objetivo de este vuelo fue ver como afectaba a estos seres la radiación solar a gran altitud, así como la altura y la velocidad. Esto se debe a que las moscas comparten con el ser humano algún gen relevante, y como poseen un mecanismo de reproducción muy acelerado, era posible que comprobaran si algunos efectos secundarios del vuelo podían producir alteraciones en descendientes.
Albert, el primer mamífero en el espacio
Mientras que las moscas fueron los primeros seres en salir al espacio, el mono Albert fue el primer mamífero en hacer lo propio. Tras el experimento de las moscas, Estados Unidos decidió pasar a enviar monos al espacio, un paso lógico si tenemos en cuenta que estos comparten gran cantidad de genes con los seres humanos. El mono Albert, de hecho, era un macaco Rhesus, una especie que comparte el 97,5 % de su genoma con el ser humano.
El primer mono Albert que fue mandado al espacio murió debido a las condiciones del vuelo y a que sus naves acabaron estrelladas. La NASA comenzó a mandar más monos después de este, y todos recibieron el nombre de Albert II, Albert III, Albert IV, etc. Más tarde, otro mono llamado Yorick fue enviado junto a ratas y fue el primero en conseguir llegar a la tierra sano y salvo tras el vuelo, pero desgraciadamente murió pocas horas después del aterrizaje.
El programa espacial ruso eligió a la perra Laika
En plena Guerra Fría, Estados Unidos y Rusia estaban compitiendo por ser los primeros en llegar al espacio. Mientras que el programa americano se centraba en los monos, los científicos rusos se decantaron por mandar al espacio a una perra. Esta fue Laika, y es posiblemente uno de los animales más famosos de la historia. Su viaje al espacio se produjo el 3 de noviembre de 1957, y fue el primer animal en orbitar alrededor de la Tierra.
La historia de esta perra es bastante curiosa, y es que se trataba de una perra callejera que se escogió tras pasar varias pruebas. A modo de curiosidad, los científicos rusos se decantaron por una perra en lugar de un perro porque estas no necesitan subir la pata para orinar, por lo que el habitáculo donde hizo el viaje podía ser algo más pequeño.
Antes de Laika, otros perros como Dezik y Tsygan también fueron enviados hacia el espacio, pero estos no llegaron a orbitar. Laika, que por desgracia murió durante el vuelo por sobrecalentamiento de la nave en la que iba, se convirtió en todo un icono de progreso para Rusia. A día de hoy, de hecho, podemos ver una estatua en su honor en el Museo Cosmonáutico de Moscú.
Félicette, el intento de los franceses
Los animales que más han viajado al espacio han sido, como has podido leer un poco más arriba, monos, ratas y perros. Sin embargo, los franceses en su intento por realizar experimentos propios se decidieron por mandar un felino, concretamente una gata que se llama Félicette. Curiosamente, esta gata callejera es la única gata que ha viajado al espacio y ha vuelto con vida.
A Félicette se le implantaron una serie de electrodos para poder controlar sus constantes mientras se desarrollaba el vuelo, que duró 15 minutos y alcanzó los 160 kilómetros de altura. En aquel momento, Félicette llegó a la tierra y fue recibida entre vítores por el pueblo francés. Tras este momento, vivió algunos meses de manera normal, pero los científicos franceses decidieron sacrificarla para poder estudiar como había afectado el vuelo a su cuerpo.
Otros animales en el espacio
Aunque todos los animales que tienes más arriba son los más importantes de la historia, no podemos cerrar este texto sin hacer mención a otros seres vivos que también sirvieron para abrir el camino de los viajes espaciales a los seres humanos, u otros que fueron acompañando a estos en sus vuelos. Uno de ellos fue Ham, un chimpancé que voló en 1963 y que fue el primer homínido en sobrevivir a un vuelo suborbital. Este vivió hasta el año 1983 con 25 años.
No solo él, sino que además otros como tortugas, conejos, medusas, insectos o arañas han ido acompañando a los seres humanos durante sus viajes para comprobar como afectaba la ingravidez o el vuelo espacial a sus organismos. Los últimos en vivir vuelos de prueba han sido los tardígrados, unos seres microscópicos que son capaces de sobrevivir a situaciones totalmente extremas (como el vacío o temperaturas de más de 200 grados bajo cero).