No nos hemos vuelto locos, los caracoles son el futuro de las baterías

No nos hemos vuelto locos, los caracoles son el futuro de las baterías

Carlos González

La tecnología se inspira en elementos biológicos para su diseño de forma relativamente regular, pero en ciertas ocasiones también se basa en esto mismo para el desarrollo de elementos de la electrónica. Es el caso de un nuevo proyecto de desarrollo de baterías de la Universidad de Maryland, que está fijándose especialmente en cómo los caracoles llevan a cabo el crecimiento de sus conchas. ¿Qué se está consiguiendo? Baterías más ligeras y de mayor duración.

Puede sonar a chiste, pero cómo los caracoles controlan el crecimiento de sus conchas es la inspiración que ha servido a los investigadores de la Universidad de Maryland para el desarrollo de baterías más ligeras y de mayor autonomía. La técnica empleada para este control biológico, que no sólo está presente en los caracoles, ha llevado a los científicos a trabajar con materiales de tamaño microscópico, objetos de entre 1 y 100 nanómetros de tamaño. Evidentemente, este tipo de desarrollo presenta problemas quimicos, dado que las reacciones se producen en variaciones de un área superficial nanoestructurado.

El equipo de desarrollo de la Universidad de Maryland ha querido llevar a sus componentes químicos -de la batería- el control que los caracoles hacen sobre las cadenas de aminoácidos, péptidos, para el crecimiento de estructuras a nanoescala. Consideran, según sus avances, que esta técnica se puede replicar en el entorno de desarrollo de baterías. Para ello, han trabajado con un péptido que se une al óxido de níquel, manganeso y litio (LMNO), un material para la creación de cátodos en baterías de alto rendimiento.

La investigación ha permitido mejorar la eficacia de un cátodo, el polo positivo de una batería. Aún así, todavía queda trabajo para el desarrollo de una batería completa según estas características.

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Por otra parte, otro péptido ha sido utilizado para la union de nanotubos de carbono, de tal forma que sirvan estos enlaces como nanocables conductores de los electrodos. Como resultado, la Universidad de Maryland ha conseguido dar lugar a péptidos para el LMNO y los nanotubos de carbono como enlaces de unión, lo que permitiría baterías inspiradas en la biología que, he aquí lo importante, permiten una estabilidad mayor y ciclos de carga más cortos, todo ello aportando una autonomía superior a la actual.