Microsoft ha anunciado que ya no se podrá vender Windows 8 y prácticamente todas las versiones de Windows 7 en comercios minoristas. La venta en equipos con SO preinstalado aún será posible. La compañía preapara la estrategia para la llegada de Windows 10 el próximo año.
Hoy viernes era la fecha elegida por Microsoft para dar carpetazo a las ventas de sus sistemas operativos Windows 7 y Windows 8. Tal y como anunció la compañía de Redmond a principios de año, hoy finalizan las ventas al por menor de varias de las versiones Home Basic, Home Premium y Ultimate de Windows 7, que no obstante todavía tendrá a la venta la versión de Windows Pro 7 al menos durante un año más.
En el caso de Windows 8, sorprende la rapidez con la que se ha desterrado la venta de esta versión del sistema operativo, aunque eso sí seguirá a la venta normalmente en su versión Windows 8.1 como no podía ser menos. En el caso de equipos informáticos con sistemas preinstalados, los diferentes fabricantes podrán seguir por el momento comercializando Windows 8 ya que el límite que ha puesto Microsoft a la venta de esta versión de su sistema operativo afecta solo a los usuarios que vayan a adquirir el software a un distribuidor minorista.
Windows 8.1introduce mejoras sustanciales con respecto a Windows 8 y de ahí que desde Microsoft no hayan querido estirar más la goma y omitir una versión que consideraban desfasada. Para aquellos usuarios que compren un equipo con Windows 8 preinstalado, pueden actualizar sin ningún coste y de forma automática a Windows 8.1 para tener instaladas las últimas novedades en cuanto a funcionalidades y seguridad. Lo cierto es que estas versiones del sistema operativo del gigante tecnológico de Redmond irán poco a poco dejando paso a Windows 10, el último software presentado hace unas semanas y que pretende llevar a otro nivel la integración de un software común en múltiples dispositivos.
Microsoft espera con Windows 10 una adopción lenta pero constante
Aunque ya es posible disfrutar de una versión técnica preliminar, la comercialización de una versión definitiva y consistente de Windows 10 no será una realidad hasta el próximo año, y a partir de entonces se espera que se registre una adopción del nuevo software a un ritmo lento de forma deliberada.
Entre los usuarios particulares será más sencillo conseguir una transición hacia las últimas versiones, pero los clientes de negocios como empresas o profesionales van a tener dificultades añadidas a la hora de migrar sus sistemas informáticos hacia la última versión del sistema operativo de Microsoft. Los ciclos de vida de los productos de Microsoft alcanzan la década, en parte debido a que en ocasiones no resulta cómodo, barato y mucho menos fácil, realizar este cambio en según qué entornos. Aunque como anunció la propia Microsoft, el nuevo Windows 10 está pensado también para convertirse en el mejor aliado en el mundo empresarial.