La Tierra ya ha experimentado grandes tormentas solares en el pasado, pero la tecnología actual haría que las consecuencias fuesen muy distintas. Una simulación de la Agencia Espacial Europea (ESA) muestra que «ningún artefacto espacial estaría a salvo» si se produjese un enorme fenómeno geomagnético como el evento Carrington se repitiese.
Las tormentas solares son perturbaciones temporales en el campo magnético de la Tierra que se producen por fenómenos solares, como eyecciones de masa coronal o llamaradas del sol. La más grande jamás registrada en la historia se produjo en 1859 y se conoce como evento Carrington, ya que el astrónomo inglés Richard Carrington fue el primero en observarla. Si una tormenta solar de sus características sucediese hoy, las consecuencias serían catastróficas, pero, ¿cómo afectaría exactamente a nuestro planeta?
Simulación de la ESA de una tormenta solar
La ESA ha usado una simulación del satélite Sentinel-1D, cuyo lanzamiento está previsto para el próximo 4 de noviembre de 2025, para una simulación que pretende estudiar cómo se comportaría una gran tormenta solar ante la tecnología espacial actual.
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Distintas fases de una gran tormenta solar
El equipo determinó que las primeras consecuencias del impacto de una llamarada solar de clase X45 en la Tierra tardarían 8 minutos en llegar y dejarían fuera de servicio a los sistemas de navegación vía GPS y Galileo. Esta tecnología se encuentra en la mayoría dispositivos móviles y otros gadgets modernos, en coches, drones y equipos de navegación. Los radares y estaciones de seguimiento también fallarían, especialmente en las zonas polares.
Entre los 10 y 20 minutos, llegaría una ráfaga cargada de partículas cargadas, como protones, electrones y partículas alfa. Estas provocarían fallos en los satélites. En la actualidad, los satélites son clave en nuestra comunicación, ya que permiten transmisiones de televisión, radio, llamadas telefónicas y conexión a Internet, incluso en lugares remotos. También son esenciales para los pronósticos del tiempo (meteorología) y para gestionar desastres naturales.
Sin embargo, los mayores problemas llegarían 15 horas después de la llamarada. En la simulación de la ESA, indican que el fenómeno sería visible a través de auroras y que habría corrientes eléctricas en redes eléctricas, oleoductos y otras infraestructuras. Además, el estudio señala que la atmósfera se hincharía, lo que alteraría las trayectorias de los satélites artificiales situados en la órbita baja.
El peligro de una tormenta solar en los satélites
Esto último aumentaría el riesgo de colisión con escombros espaciales y con otras naves. Jan Siminski, de la Oficina de Desechos Espaciales de la ESA, explica que este fenómeno en los satélites dificultaría «la interpretación de las predicciones de colisión, ya que las probabilidades cambian rápidamente».
Sus niveles de radiación incrementarían. «Los satélites en órbita baja terrestre suelen estar mejor protegidos por nuestra atmósfera y nuestro campo magnético de los peligros espaciales, pero una explosión de la magnitud del evento de Carrington no dejaría a ningún artefacto espacial a salvo«, comenta Jorge Amaya, coordinador de Modelización Meteorológica Espacial de la ESA.
Satélites blindados contra tormentas solares
La simulación del Sentinel-1D ha permitido al equipo de la ESA trabajar en un satélite más preparado. Los investigadores explican que la tecnología con la que han equipado a Sentinel-1D sobreviviría a un evento como Carrington y sus daños serían mínimos en comparación a otra tecnología espacial actual.
Al realizar la simulación en un entorno controlado, el experto líder del proyecto, Gustavo Baldo Carvalho, señala que obtuvieron «información valiosa sobre cómo podemos planificar, abordar y reaccionar mejor ante un evento de este tipo«. Según indica el profesional, este estudio no se basa en valorar si una tormenta solar como la del 1859 va a repetirse o no, sino que son conscientes de que ocurrirá y quieren estar preparados.
«Simular el impacto de un evento de este tipo es similar a predecir los efectos de una pandemia: solo sentiremos su verdadero impacto en nuestra sociedad después del evento, pero debemos estar preparados y tener planes para reaccionar de inmediato», destaca Jorge Amaya.
