A estas alturas todos sabemos que Windows 7 ya no tiene soporte. De hecho, no lo tiene desde el pasado 14 de enero de 2020. Esto se debe a que el fin del soporte estándar para Windows 7 acabó el 13 de enero de 2015 y el fin del soporte extendido el 14 de enero de 2020. Sin embargo, pese a los posibles problemas de seguridad y la falta de compatibilidad con el nuevo software o hardware que irá llegando, acabamos de conocer que los usuarios de Windows 7 pasan de actualizar a Windows 10 y que no se está produciendo una migración en masa como esperaba la compañía con sede en Redmond.
Actualizar a Windows 10 o migrar a un sistema operativo gratuito como Linux son las principales opciones de los que tienen todavía instalado Windows 7 en sus equipos. No obstante, también existe una (poco recomendable) tercer opción que pasa por seguir utilizando el sistema operativo sin soporte y sin recibir actualizaciones de seguridad ni de nuevas características. Eso último empieza a ser un problema para Microsoft según los últimos informes al respecto.
¿Por qué no actualizan a Windows 10?
Los usuarios de Windows 7 se resisten a abandonar el sistema operativo. Según las últimas cifras de NetMarketShare, la cuota en enero de 2020 era del 25,56%, cayendo en el mismo porcentaje que en meses anteriores. Por su parte, en febrero ha sido de 25,20%. Como vemos, sólo el 0,36% de los usuarios han abandonado Windows 7 tras finalizar el periodo de soporte. Esta caída está muy por debajo de la de meses anteriores, sobre todo entre diciembre de 2019 y enero de 2020 (fue más efectivo el recordatorio del fin del soporte que el propio fin del soporte).
Este porcentaje es el más complicado de “erradicar”. Microsoft ya lo sufrió en sus carnes con Windows XP y parece que la historia se va a volver a repetir. No sabemos si esto les alentará a desarrollar alguna acción para promover la actualización gratuita de los usuarios de Windows 7 a Windows 10. Por el momento, no tenemos noticias al respecto de ningún cambio en este sentido.
Amy Hood, de Microsoft, tiene una teoría sobre esta ralentización de la migración de Windows 7 a Windows 10. Según explicó en una reciente conferencia, todo se debe a la ralentización en la venta de ordenadores, siendo el coronavirus una de las principales causas (aunque no la única). Sin embargo, la cuota de mercado de NetMarketShare refleja los usuarios que ya lo tienen instalado y, por lo que parece, la mayoría prefiere seguir con su “querido” Windows 7.