La basura espacial es uno de los elementos que más obstáculos ponen a los astronautas en sus misiones espaciales de exploración. De hecho, cada año, son miles los satélites, fragmentos de cohetes lanzados al espacio y restos de misiones los que siguen orbitando alrededor de la Tierra, a velocidades que superan los 25.000 kilómetros por hora.
Aprovechando que, derivado de esto, el espacio se ha convertido en todo un campo de minas, Atomic-6 ha presentado una armadura espacial que será capaz de proteger tanto a los astronautas como a los satélites del impacto de estos residuos. Y lo hará sin generar nuevos escombros.
Según informa Atomic-6 en un comunicado oficial, su material gestionará adecuadamente el creciente problema con relación a la chatarra orbital. A día de hoy, la NASA y la Agencia Espacial Europea calculan que hay más de 25.000 objetos de gran tamaño orbitando la Tierra. A estos se suman unos 170 millones de fragmentos diminutos que son imposibles de rastrear y controlar de manera precisa.
¿Cómo funciona la armadura?
Aunque la mayoría de estos restos son pequeños, incluso una pieza del tamaño de una moneda puede causar daños catastróficos debido a la enorme velocidad a la que se desplazan. Cada día, los sistemas de vigilancia espacial emiten cerca de mil alertas de posible colisión, cifra que sigue creciendo por el constante lanzamiento de nuevos satélites, especialmente los de Starlink, de SpaceX. La compañía de Elon Musk ya cuenta con casi 8.600 aparatos en órbita.
El problema de la basura espacial no solo afecta a las empresas que operan en el espacio, sino también a los astronautas. Estos profesionales ven afectada su seguridad, y sus trajes, aunque resistentes a cambios de temperaturas extremos, no están listos para el impacto de fragmentos de metal a velocidades supersónicas. Y aquí es donde entra en juego Atomic-6, con su nueva tecnología. Se trata de una coraza especialmente diseñada para absorber la energía del impacto sin fragmentarse ni generar más residuos.
Mejora los metales tradicionales
La clave está en sus materiales. Se trata de un compuesto de nueva generación, resultado de años de investigación con polímeros avanzados y estructuras absorbentes de energía. Un tradicional escudo de metal se deforma o se rompe cuando recibe un impacto, lo que deriva en una nube de pequeños proyectiles. Sin embargo, este material de Atomic-6 disipa la energía del choque, evitando el efecto cascada que se produce y que genera miles de nuevos fragmentos que a su vez pueden impactar contra otros objetos.
Según explicó la empresa en su presentación, esta tecnología ha sido pensada tanto para reforzar los satélites y estaciones espaciales como para ser aplicada en los trajes espaciales de nueva generación. Así, ofrecería una protección extra a los astronautas durante sus actividades fuera de las naves. En caso de que se desenvuelva con éxito en la práctica, podría convertirse en una herramienta esencial para futuras misiones lunares o marcianas, donde la exposición a los impactos de micrometeoritos y desechos espaciales es uno de los riesgos que está a la orden del día.
Sin embargo, la compañía reconoce que todavía queda dar un paso importante, que es el de demostrar su eficacia en el espacio real, y no solo en laboratorios. Atomic-6 tiene previsto lanzar en 2026 los primeros satélites equipados con esta armadura, por lo que muy pronto se conocerá el alcance de esta tecnología.
