Todos los años, junto al invierno, llega el momento de encender la calefacción. Y con esto, la factura mensual que pagas sube, y mucho. Ante estos casos, muchos consumidores se preguntan qué pueden hacer. Pues bien, hay varios consejos que te permiten ahorrar en calefacción y en la factura de gas.
Aunque parezca cosa de expertos, esta serie de recomendaciones o trucos son sencillos de seguir al pie de la letra. De modo que no son complicados y, por mucho que parezcan poca cosa, lo notarás a final de mes cuando te llegue la próxima factura de gas.
No los cubras
Por más que pienses que no es suficiente para ahorrar, cubrirlos hace que aumente considerablemente la factura de gas. Por ejemplo, si los usas para secar la ropa húmeda durante el invierno, es cierto que conseguirás que se seque mejor, pero a su vez gastarás más. Y también se aplica a si están tapados por otros objetos, como muebles u objetos de decoración que tengas cerca.
A más temperatura, más consumo
Sin duda, uno de los trucos clave para ahorrar cada mes en invierno (en gas) es el control de la temperatura. A mayor temperatura, más gastarás y más pagarás en la próxima factura. Por esto mismo, si pretendes ahorrar lo suyo es que pongas una temperatura máxima de 21 grados. Es cierto que en momentos puntuales puedes aumentarla si hace mucho frío, pero este tope máximo es el más recomendable. Y, por las noches, lo aconsejable es dejar la calefacción a 16 grados.
Según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) en España, reducir la temperatura del termostato en solo 1 °C puede suponer un ahorro de entre un 7% y un 11% en la factura. Para una factura anual media de 900 €, esto se traduce en un ahorro directo de 63 € a 99 € cada año
Cuidado con el aire en los radiadores
Dentro de los diferentes consejos se encuentra una de las acciones que no se pueden pasar por alto para hacer posible que los radiadores funcionen de manera óptima durante el invierno: vaciar el aire acumulado. Purgar los radiadores es necesario, al menos una vez al año, en caso de que no se tenga una válvula de purga automática instalada. De lo contrario, tendrás que mantener la calefacción durante más tiempo para conseguir la temperatura que deseas, todo por culpa de las burbujas de aire que se forman.
Apaga los radiadores de habitaciones que no uses
No siempre será necesario, ya que esto depende de cada vivienda y del número de personas que viva en ella. Si, por ejemplo, tienes más de una habitación vacía que no usas y tiene un radiador, siempre puedes apagarlo. Es decir, solo es viable en aquellas habitaciones que no se usen. Con esto te evitas estar gastando gas más de la cuenta en aquellas zonas de tu vivienda que apenas usa o que, ni siquiera, utilizas de manera frecuente.
El aislamiento es la clave
Más que truco, se trata de un consejo que debes tener siempre presente. Entre la temperatura exterior y la temperatura interior de tu hogar hay una importante diferencia. Y es ahí donde entra en juego un buen aislamiento.
El calor siempre busca escapar hacia las zonas más frías. En una vivienda, los principales puntos de fuga o ‘puentes térmicos’ son:
- Ventanas y cajones de persianas: responsables de hasta un 30% de las pérdidas.
- Paredes y muros exteriores:hasta un 25%.
- Techos y cubiertas: hasta un 25%.
Si tu casa pierde calor rápidamente, la caldera tendrá que estar en pleno funcionamiento durante más tiempo y el resultado será que gastará más gas, lo que equivale en un mayor consumo que notarás en la siguiente factura. Ante esta situación, no te queda otra que optar a un buen aislamiento. Por ejemplo, tener ventanas con doble cristal o con un buen sellado ayudan a reducir el consumo.
