¿Qué son esas líneas rectas en los radares de lluvia y por qué las autoridades piden ignorarlas?
En pleno auge de la desinformación, algunos conspiranoicos están sembrando dudas acerca de unas líneas rectas que es posible ver en diversos mapas meteorológicos, apuntando a que alguien está manipulando el clima, u otras ideas estrafalarias. Estas extrañas señales, bastante comunes, tienen una explicación.
Algunos mapas meteorológicos, como los que informan de precipitaciones, muestran extrañas líneas muy rectas que, salta a la vista, no se corresponden con una manifestación de lluvia por la forma que adoptan, muy distinta a la de esas manchas de nubes que se van desplazando.
Un ejemplo de esto lo vemos en un mapa climático que compartió el medio valenciano À Punt Oratge el pasado 3 de noviembre, en el que informaba de la evolución de las precipitaciones que, en ese momento, se estaban desplazando más hacia el norte.
En este mapa, vemos cómo dentro del mar se ven unas cuantas rayas que van cambiando de tamaño pero que se mantienen muy rectas y apuntando al mismo sitio, como si de un rayo láser se tratara. Ya en el propio tuit, el medio de comunicación nos indica: «No hagáis caso de las líneas rectas, no son datos de lluvia. Vea los puntos de color naranja/rojo y el desplazamiento de las manchas de precipitación».
Pero, dado que muchas personas no saben qué son estas rayas, y dado que desde el medio no explican qué son sino que solo indican que hay que ignorarlas, esto ya es suficiente para que muchas personas afines a la conspiranoia empiecen a dar con teorías descabelladas que recuerdan al fenómeno de la nieve de plástico durante Filomena. En este caso, los conspiranoicos pueden apuntar al presunto «proyecto HAARP» causando la DANA de forma artificial, a los chemtrails o recursos similares.
Pero no, no es eso, y estas líneas tienen una explicación sencilla.
Interferencias de red
Estas señales tienen un nombre, y se llaman «falsos ecos». Tal y como explican expertos meteorólogos en medios, se trata de interferencias que llevan registrándose desde hace mucho tiempo. Estas interferencias son producidas por antenas WiFi o de red móvil, que han podido colocarse demasiado cerca de los radares meteorológicos, cuya señal choca con la de estas redes.
Desde À Punt Oratge aclaran: «En algunos casos son otras antenas de wifi que trabajan en frecuencias similares y el radar las detecta. Esas frecuencias deberían estar libres». Dicen «en algunos casos» porque no solo las antenas de red producen estas interferencias, sino que también pueden producirse por las aspas de los parques eólicos, humo, cenizas, arena, o incluso el sol o el oleaje del mar.
Algunas de estas antenas se han colocado de forma legal, pero otros aparatos no, operando en longitudes de onda que deberían estar reservadas para la Agencia Española de Meteorología (AEMET). Son capaces de entrar en estas señales que deberían estar protegidas por desactivar la función DFS (selección dinámica de frecuencia), un mecanismo que sirve para garantizar la protección de los radares que funcionan en las bandas de 5250-5350 MHz y 5470-5725 MHz, incluidos los radares meteorológicos en la banda de 5600-5650 MHz.
Tal y como explican desde ASUS, el DFS «es una función del uso de frecuencias WiFi de 5 GHz que generalmente están reservadas para radares, como radares militares, comunicaciones por satélite y radares meteorológicos».
En Internet hay fácilmente accesibles y documentos de organismos europeos que explican este fenómeno, cosa que también sirve para defender la necesidad de proteger las ondas usadas por los radares meteorológicos. Podemos encontrar el informe técnico de la Comisión Europea llamado: «Una evaluación experimental del algoritmo de selección dinámica de frecuencias (DFS) para la coexistencia de radares meteorológicos y redes WLAN/RLAN en la banda de 5 GHz», así como el estudio «Interferencias de la RLAN de 5 GHz en los radares meteorológicos de Europa» realizado por Philippe Tristant, responsable de frecuencia de Météo France.