La ciencia no se queda a la estela de la inteligencia artificial y también avanza a pasos de gigante. El motivo que nos trae hasta aquí es un avance contra la pérdida de visión, de la mano de una tecnología que ya está dando sus primeros frutos de manera excepcional. El futuro ya está aquí.
Se trata de un diminuto chip implantado tras la retina, con el que 27 personas mayores con degeneración macular asociada a la edad, es decir, pérdida de visión, han recuperado el sentido para volver a tener la capacidad de leer y distinguir palabras y números, mejorando significativamente su calidad de vida. Una calidad de vida que ya parecía perdida tras quedarse sin una parte importante de su nitidez visual.
¿Cómo funciona?
Este dispositivo atiende al nombre de PRIMA, y se combina con unas gafas de realidad aumentada para captar el entorno y traducirlos en impulsos eléctricos que estimulan las neuronas retinianas aún funcionales. De esta forma, se envía la información al cerebro de una forma similar a la visión natural, según Science Corporation.
Para su funcionamiento, este microchip fotovoltaico de apenas dos milímetros se combina con unas gafas equipadas con cámara y un pequeño ordenador portátil. La cámara toma la imagen y, a través de un algoritmo de inteligencia artificial, la convierte en un haz de luz infrarroja sobre el chip, que la transforma en señales eléctricas que estimulan las células retinianas remanentes. Esto hace que el cerebro interprete la información visual, mientras el paciente mantiene también su visión periférica natural. Como añadido, las personas que lo han probado pueden ampliar el contraste o hacer zoom hasta 12 veces, adaptando la visión a sus necesidades. Toda una fantasía.
Entre los participantes del estudio está Sheila Irvine, una mujer británica de 75 años de edad, que antes de la operación describía su visión como «dos discos negros en los ojos». Tras el implante, puede leer de nuevo y completar los crucigramas que tanto le gustaba rellenar, además de que vuelve a realizar sus tareas del día a día con una comodidad que ya no conocía.
El estudio, publicado en The New England Journal of Medicine y desarrollado por la Universidad de Stanford, el Moorfields Eye Hospital de Londres, la Sorbonne Université y otras instituciones europeas, demuestra que más del 80 % de los pacientes con degeneración macular recuperaron parte de su visión central.
En las pruebas realizadas, 38 fueron los pacientes que se ofrecieron, repartidos por 17 hospitales diferentes en 5 países. De los 32 que completaron un año de seguimiento, 27 recuperaron la capacidad de leer y 26 mostraron mejoras significativas en su vista. Según el profesor José-Alain Sahel, del Institut de la Vision y la Universidad de Pittsburgh, este estudio mejora el estado de ánimo al mismo tiempo que devuelve la visión, la independencia y la calidad de vida de los pacientes.
Para insertarlo, el proceso quirúrgica dura menos de dos horas, y aunque se registraron efectos secundarios como hipertensión ocular o pequeñas hemorragias en la zona, el 95 % de estos problemas se fueron con el paso de las semanas. Eso sí, la versión actual del chip ofrece visión en blanco y negro, pero se está trabajando para desarrollar versiones más avanzadas con una escala de grises completa y una resolución mucho mayor.
