Comprar un coche fiable de segunda mano es posible: 3 puntos a no perder de vista
A diferencia de los principales mercados europeos, en España el sector de los coches de ocasión y de segunda mano aún se encuentra en proceso de maduración, sin embargo, en los últimos años se ha acelerado la concienciación de la sociedad con la compra de este tipo de vehículos. De hecho, nos hemos dado cuenta de que no tiene sentido pagar más por un coche nuevo cuando en 4 o 5 años vamos a cambiarlo. Ahora bien, ¿cómo saber si ese coche de segunda mano es fiable?
Que el coche de segunda mano sea fiable es lo más importante
Porque sí; más allá de que estemos acostumbrados (o no) a comprar un coche de segunda mano, esta tarea puede generarte dudas, sobre todo cuando no conoces el uso que le ha dado su anterior propietario ni su historial de mantenimiento, como ordena la Dirección General de Tráfico.
Porque sí; independientemente de cual sea el tipo de conductor o de cómo ha tratado este coche que nos dispondremos a comprar, todos tienen una cosa en común: necesitan que su vehículo sea fiable y se encuentre en buen estado.
Esto, como tal, se presupone si se trata de un coche nuevo o de uno que no tenga más que un corto paso del tiempo sobre él (y además cuenta con la garantía para hacer frente a posibles defectos en sus primeros años de vida), pero que cuando es de ocasión o segunda mano puede llegar a ser toda una preocupación para el comprador.
Cómo averiguarlo
Como tal, y antes que nada, para hacer una buena elección el mejor consejo quizá sería uno muy sencillo, y es que nunca hay que comprar el primer coche de segunda mano que veamos.
O lo que es lo mismo; hacer una buena compra implica mucho tiempo mirando anuncios, informándose y viendo coches en persona, así que paciencia, criterio y una buena dosis de pensamiento crítico, porque siempre los vendedores nos dirán lo buenos que son sus coches, y nuestra misión es ponerlo todo en duda hasta que se demuestre lo contrario.
En ello, lo cierto es que no siempre es fácil detectar posibles averías o síntomas de un coche en mal estado. Por eso, e independientemente de la palabra del propietario, este no tendrá ningún problema (o no debería) en permitir que llevemos el coche a un taller de confianza. Igualmente podemos optar por una serie de revisiones por nuestra cuenta; el objetivo de esto es evitar que se produzcan estafas y proteger al comprador ante defectos y vicios ocultos que no se habían mencionado en las condiciones iniciales.
Revisa el estado del motor
Lo más importante a la hora de revisar un coche de segunda mano es que no tenga fallos mecánicos, ya que pueden ser los más costosos de reparar. Así, a la hora de abrir el capó, este nos mostrará de un primer vistazo cómo se encuentra, viendo si el motor está muy viejo, y sobre todo cómo el dueño ha tratado y conservado el coche. Si el motor está muy descuidado, con mucha suciedad, grasa, y corrosión en la batería y otros elementos, mejor será olvidarnos de comprar ese vehículo.
Luego, y en caso de que a la vista esté bien, hay que comprobar el aceite. Para ello extraeremos la varilla y comprobaremos que esté en un nivel óptimo (entre el mínimo y el máximo), si bien el mejor indicativo de cara a una compra es que el líquido no tenga un aspecto demasiado malo. También vale destacar si el motor tiene fugas. O lo que es lo mismo; si observamos la presencia de líquidos donde no debería haberla, o remaches improvisados o juntas caseras hechas con goma, es que el motor está en muy mal estado. Para que un propulsor tenga buena salud no debe tener restos de líquido por ninguna parte.
Su interior
Tapicería, palanca de cambios, interruptores, salpicadero, anclajes, cinturones… se trata de sistemas importantes de seguridad y confort. Los testigos de avería en el cuadro deben apagarse al poner el contacto tras unos segundos.
Por su parte, revisar el buen estado de las luces, del parabrisas, si hay golpes de chapa… hay que tener en cuenta que son puntos en contra de cara a contratar una nueva póliza de seguro, que pueden suponer un detrimento de seguridad y que, por lo tanto, deben repararse.
Prueba de conducción
Por su parte, hay que realizar las comprobaciones de arrancada. Si lo hace rápido y a la primera significa que no hay problemas ni de batería ni de motor de arranque. Igualmente, no debe saltar en el cuadro de instrumentos ningún testigo de fallo mecánico o señal de mantenimiento. Como tampoco ruidos extraños, vibraciones ni traqueteos.
Inmediatamente nos fijaremos en el humo que expulsa el coche. Pese a ser un coche usado, nunca debe ser excesivo, si bien al principio puede ser más abundante que cuando coge temperatura. Debe ser además lo más translúcido posible; si es muy espeso y opaco, dependiendo del color puede indicarnos distintas averías.