Desde hace un par de semanas tenemos en nuestras manos el nuevo smartphone de la compañía del buscador más famoso del mundo. Por si aún no lo sabes, se llama Google Nexus S y demuestra con fuerza que las segundas partes si pueden ser buenas.
La compañía coreana Samsung ha sido la encargada de elaborar el nuevo Nexus S, arrebatando el testigo a HTC, desarrollador del primer modelo. Tras el arranque lento y sentenciado fracaso de la primera edición, Samsung asume el reto de relanzar la experiencia Google; experiencia que se basa en ofrecer terminales Android «puros», sin modificaciones ni homologaciones del proveedor de telefonía que lo distribuya.
Por fuera, el Nexus S esboza los elementos que hicieron llamativos la exitosa serie Galaxy S: un diseño minimalista, generoso en tamaño y con acabado curvo. Hasta tal punto se huye de las líneas y ángulos rectos que la propia pantalla está ligeramente curvada (que por cierto no se nota al manejar nuestros dedos sobre ella). El resto de elementos le dan una ergonomía espectacular, incluso mejor con manos grandes. No hace falta preocuparse por el peso, sus 129 gramos hacen un favor a nuestro bolsillo (eso sí, previamente vaciando llaves y cartera).
La pantalla, denominada Contour Display, es en realidad una Super LCD de impresionantes 4 pulgadas (capacitiva por supuesto). Se une así al club de las pantallas más grandes que hemos probado (solo superado por los 4,3 del HTC Desire HD). Resumido en dos palabras: se nota. La interfaz de usuario cobra vida en semejante parcela de pixeles (800 x 480 para ser exactos, algo inferior al iPhone 4).
Como cualquier Android, dispone de 4 botones táctiles en la zona inferior para manejar las funciones principales del sistema. El control de volumen se encuentra en el lateral, donde comparte presencia (en el lado derecho) con el botón de encendido / apagado y el conector de carga en la zona inferior del teléfono.
En su interior, monta un núcleo Hummingbird a 1GHz, flanqueado por 512MB de RAM y 16GB de almacenamiento interno (sorprendentemente no ampliable). El pack esencial de conectividad WiFi + Bluetooth 2.1 tampoco podía faltar, junto a una incorporación que parece sacado del futuro: un sensor NFC. Mucho se ha habla de los posibles usos que tendrá esta tecnología, pero lo cierto es que no hemos tenido ocasión de probarlo a falta de situaciones prácticas donde pueda utilizarse. En cualquier caso, tengamos NFC o no, si podemos viajar con ello sin miedo ya que es un teléfono cuatribanda. Y al viajar, no nos perdemos gracias al A-GPS, acompañado de acelerómetro y giroscopio.
Lleva además una cámara de 5MP trasera y otra delantera, de menor resolución, para poder realizar videollamadas.
Quizá lo más llamativo del Nexus no sea la potencia de su hardware (que, dentro de lo bueno, es bastante estándar), sino el hecho de que sea el escaparate para la versión Android 2.3 Gingerbread. Esta nueva versión (que no se libra de ciertas polémicas en su lanzamiento) funciona fantásticamente, con una rapidez y fluidez que poco tiene que envidiar a su antecesor Nexus One. No todo es velocidad; incorpora algunas mejoras en la interfaz de usuario, siendo la más destacable la nueva forma de seleccionar texto y operar con ello (copiar / cortar / pegar).
Volviendo hacia el exterior, nos encontramos con que la cámara realiza fotos de bastante buena calidad, aunque el video sigue sin grabar en HD.
Todo esto funciona gracias a su batería de 1500mAh, que en las pruebas aguantó perfectamente hasta la noche en un día completo con llamadas, 3G conectado siempre y pocos SMS (con Internet nos hemos acostumbrado a mandar un email o WhatsApp antes de escribir un SMS).
Sin duda, un golpe de efecto de Samsung y Google, que consiguen ofrecer un teléfono de la talla de un Galaxy con la auténtica experiencia libre que predica la compañía del buscador.
La operadora británica Vodafone, a la vez que hizo con el Nexus One, venderá en exclusiva el terminal en España. Con esto demuestra su intención de acercar al usuario las últimas tecnologías.