Cada vez que un nuevo teléfono inteligente sale al mercado se calculan los costes de fabricación según el precio individual de los componentes que lo conforman. Le toca el turno al iPhone X recién estrenado por Apple. Y especialmente, porque el precio del terminal es de 1.159 euros como mínimo en nuestro país, con una versión que supera los 1.300 euros por su mayor capacidad de almacenamiento interno. Y en comparación con el iPhone 8 Plus, el margen de beneficio para la firma de Cupertino con este modelo es superior.
No se puede conocer cuánto le cuesta exactamente la fabricación a Apple, pero sí tenemos una muy precisa aproximación de los costes del iPhone X según el precio de sus componentes. En los Estados Unidos el nuevo terminal de Apple está disponible por 999 dólares como mínimo, pero en nuestro país las tarifas arrancan en 1.159 euros correspondientes a la versión con 64 GB de almacenamiento interno. Los costes que asume Apple por su fabricación son superiores respecto al iPhone 8 en su amplia mayoría, según el desglose de componentes, pero lo cierto es que el margen de beneficio unitario es mayor respecto al iPhone 8 Plus si revisamos su precios en el mercado.
Esto es lo que cuesta fabricar un iPhone X, según el precio de sus componentes de hardware
El coste de fabricación del iPhone X contemplando únicamente los precios por componentes de hardware es de 375,70 dólares en total. En esto se incluye la pantalla OLED de 5,8 pulgadas que cuesta 65,50 dólares y es uno de los componentes más caros. La pantalla del iPhone 8, por ejemplo, que es un panel LCD IPS bastante más simple, tiene un precio de 36 dólares. Y el propio chasis metálico del nuevo iPhone X es notablemente más caro: 36 dólares, frente a los apenas 22 dólares del chasis de aluminio del iPhone 8.
A modo de resumen, el iPhone X deja un margen del 64% frente al 59% resultante del iPhone 8. Frente a esos casi 376 dólares que cuesta el conjunto de componentes del iPhone X, en el iPhone 8 nos encontramos con 247 dólares y en el iPhone 8 Plus la cifra asciende hasta los 288 dólares. En cualquiera de los casos hay que sumar muchos otros costes como i+D, marketing, ensamblaje, desarrollo de software, impuestos y un largo etcétera. Pero sí, es curioso conocer que los componentes son realmente baratos, si los comparamos con el precio que asume el consumidor por el producto final.