Que se carguen más rápido es básico para los coches eléctricos

Los coches eléctricos están en la premisa de mejorarlos en todos sus frentes, también en lo que se refiere a la hora de su carga, porque se encuentran en un momento donde su expansión está creciendo a niveles y ritmos vertiginosos. De todos modos, en lo referido a lo que es su infraestructura, todavía siguen bastante atrasados, especialmente en España.
La carga de los eléctricos, su gran debilidad
Tres suelen ser las principales preguntas que muchos se hacen sobre los coches eléctricos. Su precio, autonomía, pero también los tiempos que necesitaremos para cargar sus baterías. Actualmente, y basándonos en todos los aspectos que lo enfrentan, la recarga la podemos dividir en tres apartados.
Esta va desde la carga lenta, la misma de los eléctricos que haríamos en un enchufe convencional donde conectamos nuestro ordenador o nuestra lavadora, pasando por los puntos públicos acelerados, hasta las tomas rápidas, capaces de acceder a elevadas potencias. Así, una amplia variedad que permite a los coches eléctricos poder recuperar su carga, pero en un tiempo que dependerá tanto de la propia potencia del sistema del vehículo, como también de la potencia de la propia estación o enchufe.
El problema entonces recae en esa carga o recarga que tienen. Igualar el repostaje de uno gasolina se antoja difícil, aunque es verdad que ya tenemos soluciones muy accesibles. En los casos más reales las estimadas son a 228 kW y 158 kW respectivamente. El segundo caso no está muy lejos de los supercargadores de 120 kW de Tesla, indicando que la tecnología actual dista poco de cubrir los requisitos para hacer de los coches eléctricos una alternativa de uso diario, solo falta hacerla asequible.
El problema de las infraestructuras
En esas, cualquier infraestructura de carga debe adaptarse al comportamiento típico de los usuarios durante los viajes largos, ofreciendo una proporción adecuada entre el tiempo de conducción y las paradas para descansar. La nueva generación de coches eléctricos, alimentados por baterías de más de 60 kWh de capacidad, permiten autonomías que, en circunstancias normales, están por encima de los 400 kilómetros con cada carga.
Para viajar con ellos a distancias superiores son necesarios los nuevos cargadores ultrarrápidos, que funcionarán con potencias de hasta 350 kW. Estos son capaces de recuperar la capacidad completa de la batería en 15 o 20 minutos, lo que supone, en la práctica, igualar los tiempos de parada que actualmente se realizan para repostar con los vehículos de combustión.
Sin embargo, ese punto no está tan conseguido. ¿El motivo? Que estas mismas infraestructuras no tienen un despliegue tan amplio como cabría esperar. Se trata de una tarea muy exigente que debe ser abordada por los diferentes actores que intervienen en el mercado, entre ellos, los fabricantes.
La falta de opciones, su mayor obstáculo
Lo cierto es que, en todo este tiempo, sobre todo en lo que respecta a la generación más nueva de estos coches eléctricos, en la decisión de compra tiene un peso muy importante una red de carga que ofrezca la información necesaria sobre la disponibilidad de uso (por demanda o por avería), el tiempo que llevará la recarga y el coste de las mismas.
Y es que no es ningún secreto que la recarga sigue siendo un tema clave para el éxito global de la movilidad eléctrica y que la falta de opciones es un obstáculo importante desde el punto de vista del cliente. Pero la medida supone necesariamente que se acelere el despliegue de una infraestructura de recarga adecuada para atender las necesidades.
Porque, más allá de cargas rápidas o más lentas, que siguen dotando a estos coches para ser aún mejores, mucho de ese peso recae también la manera de contar con las propias estaciones para que el vehículo electrificado pueda sobrevivir. En este punto, la carga rápida urbana se está convirtiendo en un factor particularmente importante para los conductores de vehículos eléctricos que no tienen acceso a un punto vinculado.