La normativa Euro 7: por qué serán más estrictos con tu coche diésel
La Comisión Europea ha hecho públicos los estándares a aplicar para poder cumplir la normativa anticontaminación Euro 7, que entrará en vigor a partir de mediados de 2025 para los turismos y las furgonetas y dos años más tarde para autobuses y camiones. Y en esas, lo que podemos decir es que, si bien inicialmente parecía que no iba a ser tan agresiva, sí lo que será para los coches diésel.
Una normativa europea de emisiones más rigurosa
Con la prohibición definitiva de vender vehículos nuevos con motor de combustión en Europa en 2035, antes de esa fecha entrará en vigor la nueva norma Euro 7, aún no definitiva y en proceso de definición y de tramitación por la Comisión Europea. Es así que esta nueva normativa europea de emisiones contaminantes para vehículos avanza con el horizonte de 2025, aunque con muchas dudas sobre su utilidad, según los fabricantes de automóviles.
La mayor exigencia en la reducción de gases «tendrá un impacto marginal» y lento en las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx), según ha advertido la patronal europea ACEA.
El camino iniciado por la Unión Europea con la introducción de límites a las emisiones de los gases de escape de los vehículos por primera vez en 1992 y desde entonces ha ido endureciendo sus estándares. El último, Euro 6, se introdujo en 2014 y se reemplazó en 2017 por Euro 6D, el cual se actualizó en 2020, y una nueva actualización que resultó este 2022. En 2025 llegará la nueva norma Euro 7, prevista para el mes de julio.
Los diésel lo tendrán más difícil
Hablamos, como principal punto, que esta Euro 7 es aún más restrictiva que la actual Euro 6d y, según la asociación de fabricantes europeos (ACEA) de automóviles será la puntilla definitiva para todos los vehículos impulsados con un motor de combustión, especialmente para aquellos coches con motor diésel.
Esto no es por otro motivo que porque este tipo de propulsores lo tendrán realmente difícil para poder adaptarse a las nuevas restricciones que se plantean, ya que desde las instancias europeas oficiales indican una reducción en las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) de hasta el 50% respecto de la actual Euro 6d (40% en el caso de los motores de gasolina).
Con esta norma, habrá mayor presencia de catalizadores y un monitoreo constante de las emisiones. Pero la dificultad que tiene implantarla es que se quiere aplicar en 2025, lo que se aprecia como demasiado pronto. Esta normativa no se centra en las emisiones de CO2, pone su foco en las emisiones de gases nocivos. Estos son el óxido de nitrógeno (no sólo del diésel), el monóxido de carbono, los hidrocarburos no quemados y las partículas finas.
Encarecerá los costes de fabricación
Todos los vehículos, además, deberán someterse a inspecciones que determinen que, al menos durante diez años o 200.000 kilómetros, se mantienen dentro de las emisiones homologadas. Con Euro 6 estos controles garantizaban la mitad de este tiempo y kilometraje. Por su parte, los coches eléctricos deben garantizar que sus baterías mantienen al menos un 80% de su rendimiento durante cinco años o 100.000 kilómetros.
Por último, también cabe mencionar que la normativa Euro 7 también hace por imponer una serie de equipamientos a los vehículos diésel y gasolina, por lo que estos van a encarecer los costes de su fabricación y también el precio de los coches. Así, lo que venimos a decir es que, al elevarse estos precios, el primer efecto que tendrá es que muchos modelos dejarán de venderse directamente.