Si te encuentras bajo una de estas fases del estrés, es mejor que no cojas el coche
Existen innumerables situaciones que producen una sensación agobiante en el momento en que estás realizando una determinada actividad y todo puede desembocar en una tremenda frustración, provocando así un sufrimiento constante. En este contexto, la persona está sometida a un continuo estado de fatiga, y es más habitual de lo que parece. Por ello, si por alguna razón vas a coger el coche, es mejor que lo evites, pues podrías sufrir una fase de estrés que pondrá tu seguridad en riesgo.
Si alguna vez te has encontrado estresado por diferentes motivos, no estás solo. Vivimos en una época llena de disturbios en la que apenas descansamos y muchas veces el cansancio nos suele jugar una mala pasada. Estar atareados constantemente cuando vamos de un lugar a otro no es una de las mejores terapias para disminuir el desgaste, ya que la mente siempre suele estar ocupada prácticamente todas las horas del día. Hay ocasiones en las que puedes seguir realizando tus quehaceres sin problema, pero existen otro tipo de circunstancias, como iniciar un viaje con tu coche, que deben de evitarse a toda costa.
Un arma de doble filo
La DGT (Dirección General de Tráfico) refleja que el estrés puede convertirse en tu peor enemigo, al considerarlo como una enfermedad crónica de extrema gravedad que podría llegar a influir en tu forma de conducir, dando lugar a un posible accidente en carretera si tu intención es salir a circular.
A su vez, el problema se acrecienta cuando el propio sistema de tráfico nos pone a prueba con diferentes trabas y obstáculos que terminan por causar la desesperación, haciendo que el estrés aumente doblemente, como es el caso de los atascos de camino al trabajo o las filas de coches que se forma cuando recoges a los niños en el colegio.
No cabe duda que este tipo de situaciones comprometen tu seguridad y la de los demás conductores, ya que se pueden reflejar efectos secundarios, como la pérdida de concentración, un efecto visual difuminado, o el incremento de la agresividad.
Fases del estrés
El estrés te puede afectar de diferentes maneras según la forma de ser de cada persona y todo va a depender de la situación y de cómo lo toleres. La DGT informa de que existen tres fases del estrés que alteran tu comportamiento y puedes llegar a adoptar una conducta temeraria.
En primer lugar, la reacción de alarma produce que tu cuerpo absorba una gran cantidad de energía, aumentando así los niveles de adrenalina y la tasa cardíaca. El estresor se apodera de tu atención, lo que genera que te desvíes de lo que pasa realmente en carretera. Todo ello puede llevar a que reacciones con impulsividad, infringiendo graves errores que pueden llegar a resultar fatales.
Por consiguiente, la segunda etapa se corresponde con la fase de resistencia, donde el estrés se prolonga y llega un momento en el que deberás empezar a adaptar tu cuerpo a ese nivel de estrés si quieres controlarlo. Aun así, la conducción en este punto también es igual de peligrosa.
Finalmente, durante la fase de agotamiento notarás que el sistema inmunitario se debilita y es posible que estés expuesto a contraer enfermedades infecciosas. En este caso, el rendimiento disminuye a grandes niveles y tus acciones al volante se volverán mucho más lentas, por lo que conducir bajo este nivel de estrés es perjudicial para tu salud.