Hace una semana conocíamos la polémica entre la Comisión Europea y la CMT. La institución europea alertó de los altos precios que se pagan en nuestro país por los servicios móviles y la necesidad de reducirlos, pero, ¿a qué se debe que los usuarios españoles paguemos mucho más que los europeos?
El precio de las tarifas móviles ha vuelto al candelero de la actualidad tras el «enganchón» entre la CE y la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT). Como informamos el mes pasado, el regulador decidió adelantar el plazo de rebaja en los precios de las tarifas mayoristas en telefonía móvil a enero de 2014. El objetivo de este abaratamiento (que dejaría las tarifas de interconexión entre operadores el 1,09 céntimos) pasa por posibilitar que los operadores acaben ofreciendo mejores tarifas a sus usuarios.
Sin embargo, el calendario propuesto por la CMT no gustó en el seno de la Comisión Europea y exigió que se adelantase de modo que la rebaja se materializase como muy tarde el próximo 31 de diciembre. El ejecutivo comunitario urgió a este adelantamiento en el plazo para evitar «un año más de precios innecesariamente altos para los usuarios de móviles en España en un momento en que los consumidores españoles ya se encuentran seriamente afectados por la crisis económica».
Aunque la CMT defendió su actual calendario para no frenar la inversión de los operadores, cabe preguntarse por qué pagamos los usuarios unos precios que la propia Comisión Europea no duda en calificar de «innecesariamente altos». Un artículo en Ser Consumidor plantea esta cuestión para la que parece no haber respuesta justificada. Aunque en el último año hemos asistido a continuas rebajas en las tarifas móviles, gracias en parte al auge de los Operadores Móviles Virtuales, la realidad es que el precio medio de las llamadas en España es ostensiblemente mayor que la media europea.
Mientras en el resto del continente este precio medio está establecido en 10 céntimos, en nuestro país asciende a 16 céntimos, lo que supone que hablar por el móvil nos cuesta más de la mitad que en la mayoría de los países de nuestro entorno. Esto se agrava con varios factores. El primero de ellos, ineludiblemente es el nivel adquisitivo que existe en España, muy por detrás de algunos países en los que esta media es incluso menor.
Tampoco se pueden achacar los altos precios a que exista un consumo menor en España. La telefonía e Internet móvil son servicios a la orden del día y aunque hay una gran variedad de tarifas para ambas, las más económicas brillan por su escasez. Para más inri, los operadores españoles tienen un margen de beneficio muy elevado si los comparamos con el de sus vecinos. De 26 países, sólo 8 compañías ganan más con sus usuarios que los españoles. Así pues, parece claro a quién beneficia claramente esta política. ¿Cuánto más tardarán las instituciones públicas en velar por los intereses de sus ciudadanos en lugar de servir a los de las grandes empresas?