Un nuevo informe para decepción de los usuarios españoles. Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), el precio de los servicios de banda ancha en todo el mundo se redujeron nada menos que un 50% desde el año 2008, algo que ni de lejos ha sucedido en nuestro país, que cuenta con conexiones de las más caras de Europa.
El año 2008 es el señalado por muchos como aquel en el que comenzó la gran crisis económica que envuelve a todo el planeta. Desde ese año hasta 2010 el precio de las conexiones de banda ancha fija se redujo de media a la mitad de su precio, especialmente en los países en desarrollo. En cuanto a los países más desarrollados este porcentaje alcanzó un 35%.
Según el informe de la UIT, los consumidores y empresas de todo el mundo pagan de media un 18% menos por servicios de la información y la comunicación (TIC) básicos que hace dos años, y menos de la mitad por las conexiones Internet de alta velocidad. Además se observa que en los países más industrializados se paga el equivalente del 1% o menos de la renta per capita mensual por habitante por una conexión de banda ancha básica (casos como Mónaco, Estados Unidos o Austria).
No obstante, en los países en desarrollo el acceso es mucho más caro a pesar de que la calidad es menor, demostrando el porqué de la escasa penetración de estos servicios en su población. Es en estos países donde las bajadas de precios llegan a ser del 52% pero aun así siguen siendo demasiado caras para lo que ganan sus ciudadanos.
Entre medias tenemos el caso de España, donde la evolución en los precios ha brillado por su ausencia. Más allá de las promociones que ofrecen los operadores de ADSL durante determinados periodos, el precio por el acceso a la banda ancha sigue siendo prácticamente el mismo que dos años atrás (e incluso que antes). Un ejemplo es el de las conexiones de Movistar, que en los tres últimos años han bajado en sus precios finales 3 euros.
Los operadores argumentan que sí se ha elevado la velocidad de las conexiones, algo tan cierto como que la evolución en materia de precios es mínima en un periodo de los últimos seis años, como comprobamos meses atrás. Este argumento flaquea en cuanto miramos a otros países europeos, donde la banda ancha no sólo ha bajado de precio sino que se están desplegando redes de última generación que permiten velocidades ultrarrápidas, por no hablar de casos como el de Corea del Sur o Japón, alejados a años luz de España en velocidades y en precios.