Los fabricantes de pantallas, a menudo introducen el modo juego en algunos de sus productos. En los monitores es donde vamos a encontrarlos, a partir de un determinado segmento, mientras que en los televisores no tenemos un modo juego, sino un modo de imagen Juegos. La diferencia es muy importante, y vamos a explicarte para qué sirve exactamente cada una de estas configuraciones y cómo te puede ayudar a disfrutar más de la experiencia de juego en ordenador y videoconsolas.
El modo de imagen Juegos es únicamente una configuración predeterminada para la imagen que se muestra en pantalla, que busca optimizar la visualización de este tipo de contenidos. Ahora bien, es algo que podemos lograr en cualquier pantalla modificando, de manera manual, parámetros relativos a la temperatura de color, brillo, contraste y demás. Sin embargo, el modo juego va más allá y sí que implica una diferencia en el tratamiento de la señal de vídeo. Es decir, que sí que aporta una diferenciación frente a jugar sin ello, y una mejora técnica desarrollada de manera específica para videojuegos.
¿Qué hace el modo juego de un monitor, y para qué sirve? Estas son las tecnologías que se utilizan, y así funcionan
Cada fabricante tiene sus propias mejoras, pero hemos tomado como base las de LG para sus monitores. El fabricante surcoreano cuenta con DAS y Black Stabilizer. El ‘Black Stabilizer’ actúa sobre la luminancia maxiizando el ancho de banda de la imagen para tener visibilidad incluso en escenas muy oscuras. Donde vamos a notar la mejora técnica es en las zonas más oscuras, sin necesidad de modificar el brillo de la pantalla, en tanto que como decíamos antes actúa sobre la señal de vídeo. Y mientras tanto, la tecnología DAS, o Dynamic Action Sync, sirve para eliminar el retraso reduciendo a cero el procesado de imagen.
Al desactivar el renderizado de la señal de vídeo original, la imagen se visualiza en tiempo real siendo entregada de forma directa, sin ningún tipo de procesado. Sin este modo juego, y sin el DAS activado, recibiríamos la imagen con uno o varios frames de retraso por el tiempo que requiere el procesado de la imagen en el propio monitor.