Si la Ley de Moore no avanza, podríamos ver procesadores chinos en nuestros dispositivos
Aunque la Ley de Moore no esté escrita sobre piedra ni se siga a rajatabla, más o menos la tendencia de la industria de los semiconductores, que incluye a los procesadores, la ha seguido desde que fuera pronunciada hace más de 50 años por Gordon E. Moore, cofundador de Intel. Esta ley refleja que cada 18-24 meses se duplica el número de transistores de un microprocesador.
La Ley de Moore ya ha empezado a estancarse
Esto se ha cumplido hasta prácticamente 2015, cuando empezaron los primeros problemas para seguir reduciendo el tamaño de fabricación. La propia Intel se ha visto obligada a crear una tercera generación de procesadores usando un proceso de 14 nanómetros: Skylake (14 nm), Kaby Lake (14 nm+) y Coffee Lake (14 nm++).
De cara a los próximos años, se espera bajar hasta los 7 nanómetros, los cuales irán seguidos de los 5 nanómetros. El último paso llegaría con los 3 nanómetros, a partir de los cuales sería casi imposible seguir bajando. De momento es IBM la única que ha afirmado que va a poder alcanzar los 3 nanómetros. Los 5 nanómetros llegarían al mercado en el año 2021, y los 3 nanómetros deberían llegar en 2025.
China tiene potencial para fabricar procesadores equiparables a los de los grandes fabricantes occidentales
Esta ralentización puede provocar que los fabricantes de chips chinos vean una puerta abierta para entrar a un mercado en el que poder competir. Una de las ventajas de las compañías occidentales ha sido el poder ir reduciendo el tamaño de fabricación con una velocidad que los chinos no han podido seguir. Esto ha provocado cierta desesperación en el país, incluso recurriendo a contratar a exingenieros de compañías para intentar robar propiedad industrial.
Así, mientras las empresas occidentales temen una fuerte ralentización en la Ley de Moore, los fabricantes chinos se están frotando las manos ante esta situación, ya que tendrán más tiempo para poder alcanzar al resto de compañías. Shang-yi Chiang, ex vicepresidente ejecutivo de TSMC, ha afirmado que en menos de una década se alcanzarán los límites físicos del silicio.
El hecho de que China desarrolle sus propios procesadores es un elemento clave, no sólo desde el punto de vista económico, sino también en el ámbito de seguridad nacional. Ya hay procesadores chinos como Loongson y ShenWei, y los mejores se utilizan en los superordenadores que están llevando a que China sea una superpotencia en este campo. Si se les da tiempo, estos fabricantes podrían conseguir un mejor rendimiento y unas mejores ventas, lo cual no tienen en la actualidad.
Las compañías chinas tienen todavía un largo camino para mejorar el rendimiento, así como las ventas de sus chips. Estas ventas son bajísimas en la actualidad debido a que la relación precio/rendimiento de los chips de segunda mano de compañías como Intel es mucho mejor, al menos para particulares.