Las escuelas de Reino Unido denunciarán a padres que permitan jugar a juegos violentos
Un grupo de centros educativos de Reino Unido está alertando a los padres de sus alumnos que podrían presentar una denuncia de forma conjunta en aquellos supuestos en los que los progenitores permitan a sus hijos jugar a videojuegos violentos que tengan una calificación de edad para adultos. Vuelve a debatirse la polémica que envuelve a algunos títulos con respecto al contenido violento y sexual que se incluyen.
Un total de 16 escuelas de Reino Unido, que representan el Nantwich Education Partnership, han firmado una carta en la que avisan a los padres que podrán ser denunciados a la policía y los servicios sociales cuando acceden a juegos inapropiados para sus niños. Algunos de estos niños habrían descrito los niveles de violencia y sexo que pueden observarse en juegos tan populares como Grand Theft Auto o sagas de juegos bélicos Call of Duty, calificando esta situación como irresponsables por parte de los padres de dichos alumnos.
Algunos títulos como GTA se enfrentan con cada entrega de la franquicia a numerosas quejas y denuncias por parte de diversos colectivos por la violencia mostrada en el juego. No obstante, el videojuego se diseña en principio con el objetivo de ser enfocado a un público claramente adulto y la catalogación del contenido se ajusta la normativa que siguen otros productos culturales como las películas o la música donde es frecuente encontrar escenas o letras no aptas para todos los públicos.
No todos los juegos son cosa de niños
La falsa creencia que dice que jugar a videojuegos es algo enfocado a los más pequeños de la casa va caducando conforme las primeras generaciones de usuarios van peinando canas. El sistema PEGI de clasificación por edades del contenido mostrado en los videojuegos ya alerta acerca del margen de edad para el cual está enfocado aunque no obstante es fácil comprobar que los menores muchas veces acceden a contenidos que no están catalogados para su edad.
La situación no parece del todo sencilla ya que aunque los más puristas pueden considerar que debería irse más allá de limitar la venta de este tipo de contenido (algo vigente en Reino Unido desde 2012), al igual que sucede con otro tipo de productos como el alcohol o el tabaco, lo cierto es que finalmente la responsabilidad debe recaer sobre los padres a la hora de vigilar el acceso que tienen sus hijos a juegos considerados violentos.