En las últimas dos semanas ha habido bastante revuelo en torno a un trozo de un cohete chino que cayó sin control a la Tierra, y que podría haber impactado en multitud de zonas, incluyendo Madrid, aunque finalmente cayó en el océano cerca de las Maldivas. En mayo de 2020 hubo un caso similar también de un cohete chino, que finalmente cayó en la costa occidental de África. Pero, ¿qué puede pasar si cae uno en tu casa?
La basura espacial es un problema cada vez más grave, ya que se estima que hay 128 millones de piezas flotando a miles de km/h, cuyo impacto es peor que el de una bala y que puede generar un efecto dominó terrible en el espacio. De piezas de entre 1 y 10 cm hay 900.000, y de más de 10 cm hay 34.000. El problema es que una pieza, por pequeña que sea, puede destrozar una nave.
Hay leyes que protegen de impactos contra la Tierra
La mayoría de personas se hace siempre la misma pregunta en torno a la basura espacial: si podría prevenirse, qué habría pasado de haber ocasionado daños, o cómo afectará el despliegue de nuevas naves. Actualmente, hay un mapa que permite conocer todos los restos que orbitan la Tierra, pero eso sólo se hace con los más grandes.
Curiosamente, si hay impactos en un satélite, la ley no protege a nadie. Si cae en la Tierra, la situación cambia. Si un cohete de otro país cae en tu casa, hay una Convención y un Tratado de la ONU de 1967 y 1972 que te protegen, donde el Estado responsable del cohete tendrá que indemnizar al afectado; incluso si la culpa es de una empresa privada de ese país. Eso sí, tu país tendrá que hacer la correspondiente reclamación diplomática al país de origen de la pieza.
Algo así ocurrió en Canadá en 1978, cuando el satélite soviético Cosmos 954 cayó en Canadá, provocando el esparcimiento del material radioactivo que contenía su reactor para funcionar. La limpieza costó 14 millones de dólares canadienses, pero finalmente la Unión Soviética pagó 3 millones en el acuerdo.
Pero no hay repercusiones en el espacio
Esta es la única vez que se ha usado la Convención de culpabilidad de 1967 para la basura espacial relacionado con el impacto de algo de un país en otro. En 1979, una estación espacial de Estados Unidos llamada SkyLab cayó y se dividió en varias partes, cayendo una en una zona no habitada del oeste de Australia. El país le reclamó de broma a la NASA 400 dólares australianos por tirar basura, lo cual fue ignorado por el país, pero fue pagado en 2009 por un locutor de radio.
En el espacio, sin embargo, si un trozo de basura espacial contacta con un satélite tuyo y lo rompe, no se puede hacer nada para arreglarlo, ya que no hay un sistema coordinado a nivel mundial de este tipo de elementos, por lo que sería muy difícil identificar al propietario de la pieza en cuestión.
Por tanto, no se puede cambiar lo que ya está hecho, y lo que hay que hacer es poner soluciones para que no se produzcan estos problemas en el futuro. Por ejemplo, es importante que se aprueben leyes para que consecuencias legales por dejar basura en el espacio, ya que recogerla es muy caro y difícil. Starlink está teniendo mucho cuidado al hacerlo, donde además SpaceX ya tiene casi la mitad de satélites en el espacio, y los lanzan contra la superficie para que se desintegre.