Cada vez que instalamos una nueva aplicación en nuestro dispositivo móvil y nos registramos en ella, aceptamos términos y condiciones, marcamos casillas y le damos unos permisos sin pararnos a pensar qué implican realmente.
¿Qué puede pasar si le damos acceso a la cámara o al micrófono a una aplicación de linterna, por ejemplo? Esa pregunta retórica ronda nuestra cabeza continuamente, y créeme si te digo que este acto puede tener consecuencias más serias de lo que muchos usuarios se imaginan.
La realidad es que cada vez que aceptas y le das permiso a una aplicación, lo que estás haciendo es ceder una parte de tus datos. Es decir, estás abriendo una vía de entrada para que accedan a tu información. Según explica la Agencia Española de Protección de Datos, la AEPD, darle a las apps acceso a tu ubicación, a tus contactos o incluso al almacenamiento interno de tu terminal puede hacer que dicha aplicación recopile más datos de los necesarios para su funcionamiento. En otras palabras, si te has descargado una aplicación para medir tus pasos, lo más probable es que, además de eso, esté rastreando a dónde te mueves o a quién llamas.
Los permisos de localización son los más importantes. Muchas aplicaciones solicitan acceso a tu ubicación, de hecho, algunas hasta te piden que se lo des siempre, incluso aunque la app no esté activa. Por suerte, en Android y en iPhone puedes limitar ese acceso con la opción de usar la ubicación «solo cuando la app esté activa». Pero la realidad es que no son pocos los usuarios que hacen caso omiso a esa opción y conceden el permiso por completo.
De hecho, un informe de Kaspersky afirma que más del 60 % de los usuarios conceden los permisos de localización sin detenerse a leerlos y comprender en qué repercuten. Esta información es muy valiosa para las empresas de publicidad, pero lo preocupante es que revela por completo todas tus rutinas.
También hay que mostrar atención a los permisos del micrófono. Lo ideal sería que las aplicaciones solo pudieran usarlo cuando se lo demos expresamente, pero en la práctica, algunas lo mantienen activo en segundo plano. Apple y Google han movido ficha en este aspecto, y han reforzado la privacidad, mostrando unos indicadores que avisan cuando el micrófono o la cámara están encendidos, mostrando un punto en la parte superior de la pantalla. Pero a pesar de esto, el riesgo sigue existiendo, aunque al menos se puede ser consciente en cierto modo.
El portal especializado TechRadar, a través de un estudio, también advierte que hay aplicaciones que registran el ruido ambiente o analizan patrones de sonido para obtener información sobre el entorno del usuario.
Revisa tus permisos
Entonces, ¿qué deberías hacer para protegerte? Lo primero, revisar los permisos que ya has concedido. En iPhone, basta con ir a Ajustes > Privacidad y seguridad, donde encontrarás un listado de las apps con acceso a cámara, micrófono, fotos y más.
En Android, el proceso es similar desde Ajustes > Privacidad > Gestor de permisos. Dedica unos minutos a revisar cada uno y pregúntate si realmente tiene sentido que una aplicación de notas tenga acceso al GPS o que un juego solicite permiso para leer tus contactos.
