Actualmente podemos contratar fibra óptica de todo tipo de velocidades, con cifras que parten desde los 50 Mbps hasta los 10 Gbps. La mayoría de ofertas se concentran en cifras de entre 100, 300, 600 o 1.000 Mbps, ya que ofrecer más velocidad es imposible sin la migración a XGS-PON, la cual han iniciado los grandes operadores. Sin embargo, ¿realmente hace falta tanto?
El tráfico que los usuarios generan en Internet no para de crecer año tras año. En ese tráfico se incluye la demanda de contenido a una mayor calidad, incluyendo por ejemplo resoluciones 4K. Hacer streaming de algo en 2160p sin cortes requiere, sí o sí, de una conexión de fibra óptica, ya que incluso con una conexión de ADSL rápida podemos tener problemas de buffering. En el caso de la conectividad móvil, es posible que tengamos problemas de cobertura o que la red esté puntualmente saturada cuando vayamos a descargar ese contenido.
Los 50 Mbps se quedan escasos, y los 100 casi
La situación se complica si, por ejemplo, somos varias personas en casa. En ese caso, una conexión de 50 Mbps puede quedarse corta si hay, por ejemplo, tres personas haciendo streaming de algo a la vez, lo cual puede ser una situación bastante común. Un streaming 4K de Netflix necesita un ancho de banda estable de 25 Mbps. Este es el motivo por que el ya casi no quedan operadores que ofrezcan esta velocidad, más allá de algún OMV.
La velocidad mínima que se le puede exigir a la fibra óptica en la actualidad es de 100 Mbps. Con ella, tenemos garantizado el streaming de contenido, así como también poder descargar y subir cosas a la red con cierta soltura. Si bien es una conexión decente para hogares con un inquilino o dos, con un uso normal como ver noticias, consultar correo, usar mensajería o ver YouTube y Netflix, en un hogar con tres o más personas no nos va a ser suficiente para hacer frente a posibles picos de uso.
300 o 600 Mbps: la mejor velocidad
Eso nos lleva a los 300 Mbps, que deberían ser el mínimo en el que tendríamos que fijarnos a la hora de contratar una tarifa de fibra óptica. Con esta tarifa nos estamos asegurando de que no se nos sature la conexión a la hora de ver contenido, e incluso deja algo de margen para descargas de alta velocidad de contenido en la nube, o para subirlo si contratamos una tarifa simétrica. Esto se agradecerá también cuando estemos jugando, ya que no se nos saturará el tráfico de red, generando picos de latencia y un aumento del jitter.
A partir de los 600 Mbps, empezamos a entrar en un terreno donde puede que no notemos mucha diferencia más allá de más velocidad en descarga directa desde la nube, o al utilizar torrent. Lo mismo ocurre con la fibra de 1 Gbps, donde llegamos incluso al límite de velocidad que permiten la mayoría de conexiones Ethernet que tienes en casa. La mayoría de ordenadores cuentan con puertos Ethernet Gigabit integrados, y sólo en modelos de gama alta estamos empezando a ver 2,5 Gbps, o Ethernet de 10 Gbps en los de más altísima gama.
Por ello, llega un momento donde deja de tener sentido el contratar una tarifa de más velocidad de fibra. 300 o 600 Mbps son una velocidad ideal para utilizar Internet a diario e incluso hacer descargas de contenido a alta velocidad. 1 Gbps es sólo recomendable si descargas mucho contenido en descarga directa o juegos de plataformas de como Steam, PSN o Xbox Live, y quieres que los parches y juegos se descarguen lo antes posible. Sin embargo, viendo las ofertas que hay en fibra de 600 Mbps en los últimos 2 meses de Movistar, Orange o Vodafone, no hay duda de que esas son las más rentables de contratar.