La DGT informa de las comprobaciones que debes realizar a tu coche tras volver de vacaciones para prevenir averías
Muchos españoles ya han disfrutado de sus merecidas vacaciones de verano, por lo que no queda otra que volver a la rutina. Si has hecho un viaje largo en coche, ten en cuenta que vas a seguir utilizándolo en próximos trayectos, así que la DGT hace especial hincapié en que el calor del verano y el alto recorrido pueden ser síntomas de revisión inminente del vehículo. En este artículo vamos a repasar cuáles son los componentes que debes comprobar para evitar averías.
A todos nos pasa que la vuelta de las vacaciones suele ser bastante tediosa, ya que supone realizar las mismas tareas de siempre y cumplir con nuestras responsabilidades. Es aquí donde la DGT incide intensivamente en llevar a cabo un conjunto inspecciones a nuestro vehículo para que podamos circular sin ningún problema.
Es probable que, tras un trayecto de un alto kilometraje, se haya producido algún percance en el sistema mecánico o tal vez en otra parte del coche que no vemos a simple vista y que tenemos que insistir en revisar minuciosamente. Ya sean los neumáticos, el limpiaparabrisas o el nivel de líquidos, cualquier comprobación es vital para que el medio de transporte no refleje deterioros de las secuelas de las altas temperaturas incrustadas en el asfalto.
Mira bien el dibujo de los neumáticos
Las ruedas de los coches sufren mucho en verano. El calor es uno de sus peores enemigos y, a medida que realizamos recorridos más largos, se desgastan con mayor facilidad.
Por eso es conveniente que se tenga en cuenta en qué estado se encuentra el dibujo del neumático. Para ello, pasa el dedo por las hendiduras y comprueba que no esté liso. También puedes hacerlo con una moneda de 50 céntimos y visualizar que una parte de ella no sobresale.
Como regla general, la DGT promueve que la profundidad debe ser de 2 milímetros, aunque el mínimo legal se rebaja a 1,6 milímetros.
Niveles de aceite y de refrigerante
Tu motor puede estar sufriendo por varias causas, pero las más acuciantes corresponden a que el nivel de aceite y el refrigerante no se encuentren en el estado recomendable. Cualquier fallo en estos sistemas, puede bloquear el funcionamiento del motor y, por lo tanto, la reparación será mucho más cara.
Ante esta situación, lo primero que debes hacer es cerciorarte de que no se producen ruidos extraños y que el coche no pierde líquidos. De ser así, no dudes en llevarlo a tu taller de confianza.
Limpiaparabrisas sucios
Seguramente no lo sepas, pero los limpiaparabrisas se ensucian con frecuencia. De hecho, los expertos recomiendan mantener un cuidado óptimo para que limpie de manera eficiente los cristales. De no ser así, puedes probar con pasar un paño limpio y húmedo sobre las gomas o, si están demasiado desgastados, directamente cambiarlos por otros nuevos.
También tienes que asegurarte de que llevas líquido de limpieza suficiente en el depósito del limpiaparabrisas, de tal manera que al accionarlo se quite la suciedad del cristal delantero y trasero con unas pocas pasadas.
Frenos dañados
Por último, y no menos importante, hay que hacer especial mención a las pastillas de freno, que suelen posicionarse como uno de los componentes del coche más damnificados por el excesivo calor del verano.
En el caso de que notes ruidos al frenar, que tengas que apretar el pedal a fondo para efectuar la parada o que incluso el tacto sea demasiado duro, acude inmediatamente al taller más cercano para que lo examinen y hagan una valoración de su estado.