El año 2011 está sirviendo para encumbrar al segmendo de Operadores Móviles Virtuales (OMV), también denominados operadores de bajo coste dadas las agresivas ofertas en sus tarifas. Movistar ha confirmado que su intención no pasa por convertirse en uno de estos operadores low cost y ha defendido su estrategia comercial.
Las últimas rebajas en el sector de la telefonía móvil realizadas por Movistar suponen un «reclamo comercial» con el fin de acercar a los clientes a las tiendas y canales comerciales de Movistar. Así lo ha declarado Guillermo Ansaldo, expresidente de Telefónica España, en el XXV Encuentro de las Telecomunicaciones que se celebra durante esta semana en Santander.
Ansaldo, como leemos a través de El País, aplaudió el plan comercial del operador tanto en telefonía móvil como en el sector de la banda ancha fija. Recordemos que en junio el operador histórico agitó el mercado lanzando una tarifa de 6 céntimos el minuto, lo que suponía una rebaja drástica de los precios de los grandes operadores. Precisamente éstos acabaron por imitar esta propuesta y lanzaron sus ofertas al mismo precio.
Atraer a clientes de valor
El movimiento se hizo también con el fin de contrarrestar el auge que viven los OMV gracias a su política de precios reducida. Aunque las ofertas de éstos aún son más económicas que las de los operadores con red propia, la modificación en los precios hecha por Movistar hizo pensar en una nueva guerra de precios en el sector a corto plazo. Ansaldo confirmó que es necesario que cada cierto tiempo se produzcan estas rebajas para conseguir «clientes de valor». «Sólo si logramos que los clientes entren en nuestras tiendas les podremos vender teléfonos inteligentes o conexiones ADSL como hacen los hipermercados con sus ofertas», explicó.
La subvención de terminales es otro de los debates abiertos en esta semana. Movistar no tiene intención de cesar en el ofrecimiento de smartphones a los usuarios, lo que la diferencia de los OMV. Desde Movistar se ve esta opción como «una palanca comercial más que no es ni buena ni mala», aunque admitió que podría convertirse en un problema si se exageran los costes.