Las compras por Internet no paran de aumentar cada año. Es muy cómodo comprar desde casa y que nos lo traigan a la puerta. Sin embargo, todo el proceso de traer un producto desde la tienda a casa tiene una huella de carbono asociada, y estamos añadiendo contaminación adicional. Por ello, ¿qué contamina más, ir a una tienda o comprar por Internet?
Comprar online contamina más dependiendo del tipo de envío que elijamos
Cuando compramos en tiendas online, normalmente preferimos el envío más rápido; sobre todo si éste es gratis. Sin embargo, todas nuestras compras tienen una contaminación asociada. Pero esa contaminación es menor que ir nosotros mismos a la tienda dependiendo del tipo de velocidad de envío que seleccionemos.
Un estudio realizado en 2013 por el MIT calculó que la huella ecológica de ir a comprar un producto (un juguete en este caso) es mayor que la de la persona que lo compra por Internet con envío estándar. El motivo de esto es que, aunque cada vez más los vehículos de reparto estén contribuyendo a la contaminación en las ciudades, las rutas que siguen estas empresas es más eficiente que ir en coche al centro comercial.
A su vez, el coste de visitar una tienda online por Internet es menor que ir a una tienda física, ya que el coste por comprador es muchísimo menor si comparamos el consumo de un servidor con todo lo que una tienda consume en electricidad para iluminación o prueba de productos.
A pesar de estos motivos, hay muchos factores que influyen en que una de las dos opciones contamine más o menos. La velocidad del envío es clave por varios motivos. Con un envío lento, las tiendas intentan agrupar el máximo número de productos en el menor número de paquetes posible, así como también llenar los caminos y furgonetas al máximo.
Con el envío rápido esto cambia, ya que hay furgonetas de reparto algo más vacías, o aumenta el número de entregas de un solo pedido al entregarlos conforme vayan estando disponibles. Esto aumenta el número de viajes que dan las furgonetas y las emisiones. Y mientras un envío nacional se hace normalmente por camiones y furgonetas, si viene de otro país casi seguro que habrá aviones involucrados para el envío en 24 horas, disparando la contaminación. Por ello, si te preocupa el medio ambiente, es recomendable coger el envío estándar.
En la gráfica vemos la contaminación de elegir una u otra opción. Lo menos contaminante es comprar por Internet con envío lento, con 1,4 kg de CO2 asociado. Ir a una tienda sube hasta los 1,6 kg de CO2, mientras que pedir con Internet con envío rápido es lo más contaminante con 1,85 kg de CO2. Esta gráfica no tiene en cuenta el proceso de investigación antes de comprar el producto, que nuevamente es más ecológico hacer por Internet.
Además, tampoco tiene en cuenta que hay veces que es necesario recorrer más distancia para ir a una tienda física. En el gráfico se estima una distancia de unos 10 km en coche, pero es posible que también se usen otros transportes como el transporte público, lo que es mucho más ecológico. Otro estudio hablaba de que era necesario comprar al menos 25 productos no agrupables diferentes en un establecimiento como un centro comercial para que el nivel de contaminación fuera menor que pedirlos por Internet.
Otra opción es ir a recoger el pedido a un punto de recogida, algo que por desgracia no permiten todas las tiendas. Los puntos de recogida son muy cómodos cuando no vamos a estar en casa, ya que en reiteradas ocasiones vienen a entregarnos un pedido cuando no estamos en nuestro hogar, y nos obligan a pedirlo a la empresa para recogerlo allí. Ofrecer más opciones para gestionar la entrega permitiría también recortar las emisiones. A su vez, también hay que tener en cuenta los plásticos, cajas y residuos generados del empaquetado de los productos, el cual es mucho menor en tiendas físicas que en pedidos por Internet.
Las devoluciones: el doble o más de contaminación que enviarlo a casa
Otra práctica común en Internet es comprar tres tallas de un mismo producto y devolver lo que no nos está bien gracias a una política de devolución gratuita. La gente tiende a devolver más cosas por Internet (entre un 25 y un 30% de las compras) que en tiendas físicas (entre un 6 y un 10%). En periodos como el Black Friday esto se dispara, y obliga a hacer viajes adicionales para recoger pedidos y hacerlos viajar cientos o miles de kilómetros extra.
Estas devoluciones son peores cuando se hacen a China, donde la mayoría suelen hacerse por avión. Muchos usuarios compran en China porque es más barato, haciendo que un paquete tenga que venir desde China hasta España en lugar de comprar un producto similar que ya esté aquí y, o haya sido creado en España, o haya tenido un canal de distribución más eficiente.
Los costes de escala juegan un papel muy importante. El hecho de que nosotros a nivel individual hagamos un pedido a China tiene una huella ecológica muy reducida. Si el pedido viene en un carguero por mar, éstos tienen miles de contenedores llenos de paquetes. Y aunque estos cargueros son lo que más CO2 emite del mundo (y sobre todo azufre), la cantidad de CO2 asociada por cada pedido es mínima. Y ese barco va a cumplir su recorrido hagamos o no el pedido, y tendrían que dejar de realizarse miles de pedidos para que hubiera una diferencia sustancial.
Todo esto no parece tener freno, ya que cada vez compramos más y más por Internet, aumentando el número de furgonetas de reparto y el coste de los envíos. Sin embargo, esto también es más eficiente, ya que sólo se están enviando los productos que queremos comprar, además de usar rutas de entrega más eficientes por parte de los repartidores. Si compramos con cabeza, estaremos reduciendo la contaminación con respecto a ir a un sitio físico a comprarlo.