¿Qué cambia en un televisor Samsung QLED 8K frente a un Full HD o un 4K?

Esto va de resolución. La pantalla de un televisor y la de otro se pueden diferenciar por multitud de tecnologías y, sin embargo, coincidir en la resolución. Esta vez no vamos a comparar ningún otro aspecto, sino sencillamente la resolución y, específicamente, la gran diferencia que existe entre ver contenidos en 8K o verlos en resoluciones inferiores como son 4K y Full HD.
La resolución Full HD, o 1080p, se ha impuesto como estándar a lo largo de los años hasta la llegada del 4K. Es probablemente la más extendida, pero obsoleta a estas alturas, y con una calidad y experiencia de visualización a un nivel sin duda inferior.
¿Qué es la resolución en un televisor o cualquier tipo de pantalla?
Las imágenes que vemos en un televisor o en cualquier tipo de pantalla, están compuestas de píxeles. Estos píxeles son pequeños ‘puntos’ de color que, en su conjunto, definen la imagen por completo. Y la resolución no es más que la cantidad de píxeles que componen una imagen en una determinada superficie; sin tener en cuenta la diagonal de esta superficie, medida en pulgadas siempre, a mayor resolución mayor definición y, por tanto, mayor calidad de imagen.
La enorme diferencia entre un QLED 8K y los anteriores 4K o Full HD
Arrancando por la resolución Full HD, lo que tenemos son 1920 píxeles de ancho por otros 1080 píxeles de alto; evidentemente, esto es así en una relación de aspecto de 16:9, el formato panorámico típico. Y en una pantalla con resolución 4K contamos con nada menos que cuatro veces más resolución y píxeles: 3840 x 2160 píxeles.
Pero ¿y en un televisor Samsung QLED 8K? En una relación de aspecto de 16:9, idéntica a las anteriores, tenemos nada menos que 7680 × 4320. Si hacemos un cálculo sencillo nos daremos cuenta de la enorme diferencia en cantidad de píxeles, que es la siguiente:
Un televisor Full HD muestra sus imágenes con 2 millones de píxeles, aproximadamente, mientras que un 4K compone sus imágenes con 8,2 millones y un televisor QLED 8K nos está mostrando en pantalla, por cada imagen, una composición de 33 millones de píxeles.
Lo anterior evidencia que, para una misma superficie –o diagonal de pantalla- contamos con 16,5 veces más píxeles que en un Full HD, y 4 veces más que en un panel con resolución 4K. Esto es lo que permite que la definición y la nitidez de las imágenes que muestra un televisor QLED 8K, frente a los anteriores, sea muy superior. Además de, evidentemente, las ventajas propias de la tecnología QLED.
Más allá de la resolución
En un televisor Samsung QLED 8K no solo tenemos en torno a 25 millones más de píxeles que un 4K que definen cada imagen y fotograma y que, por sí solos, ya proporcionan una experiencia de visualización muy superior. Tenemos también la tecnología QLED, que tiene importantes diferencias frente a tecnologías anteriores.
Esta tecnología se basa en Quantum Dot, ‘puntos cuánticos’. La precisión en el color es muy superior por la eliminación de la capa de fósforo que cubriría los LED azules, y por lo tanto el color azul es mucho más puro. Pero también lo son el rojo y el verde, que terminan de conformar el RGB, porque en función de su tamaño cada Quantum Dot emite un color específico. No existen las tonalidades parásitas que perjudican, en cuanto al color, la experiencia de visualización y la calidad de imagen.
Además, al ser los Quantum Dot compuestos inorgánicos se evita que los paneles QLED Samsung sufran de problemas de quemado de pantalla como les ocurre a otras tecnologías. Y se consigue otra ventaja: un brillo de hasta 5.000 Nits en los paneles QLED 8K, que es inalcanzable para tecnologías alternativas y anteriores.
El contraste, el brillo y la pureza de los negros son los otros puntos clave en un televisor Samsung QLED 8K frente a otros. En estos televisores se combinan las bondades de la tecnología LCD, y el LED, consiguiendo una calidad de imagen muy superior y con fotogramas conformados por nada menos que 33 millones de píxeles.