La entrada en vigor de la RGPD ha cambiado de forma radical cómo las empresas privadas pueden recoger y utilizar datos personales sobre los usuarios en toda Europa. Pero ahora, la propia Unión Europea va a poner a disposición de las empresas privadas, desde el año 2019, un mercado con datos desagregados de los europeos. No hay ni información personal ni datos de localización, pero en este mercado común da ciudadanos europeos, las administraciones públicas y empresas tendrán una plataforma unificada de información de clientes y ciudadanos.
Europa está intensificando su trabajo de regulación sobre el tratamiento de información, en el ámbito digital, de los ciudadanos y usuarios. En el año 2019, las administraciones públicas y las empresas privadas dispondrán de un mercado de datos desagregados. Lo que se pretende es que se cree una plataforma única disponible para todos los actores, alimentada por las propias compañías y administraciones públicas, y al alcance de las mismas. De tal modo que, al menos según las intenciones de la Unión Europea, se cree más riqueza y se facilite la creación de empresas en el entorno europeo.
Desde el año 2019, las administraciones públicas y empresas dispondrán de un mercado único de datos de usuarios europeos nutrido por ellas mismas
La clave en esta plataforma única de información sobre los ciudadanos es que información personal como sexo, credo, etcétera, no estarán disponibles. Tampoco se servirá información sobre la ubicación geográfica de los mismos, sino que se servirán únicamente datos desagregados. Este tipo de información pretende servir como base para el desarrollo del Internet de las Cosas, así como la Inteligencia Artificial, para que este tipo de tecnologías se desarrollen rápidamente y se facilite su evolución.
Como comentábamos anteriormente, esta plataforma europea de datos va en línea con la nueva RGPD. Europa está apoyando la recopilación de datos, pero con el máximo control posible sobre las formas de recopilación y uso por parte de los usuarios. Y una plataforma así puede facilitar el conocimiento de índices de macrodatos sin identificar de forma personal y directa a los ciudadanos europeos, lo que supone una importante ayuda a las empresas y a las administraciones públicas.