Reino Unido quiere limitar el uso del cifrado por ser ‘culpable del terrorismo’
Si nos guiamos por la segunda acepción de la RAE, el terrorismo es la “sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror”. En la tercera definición, se menciona también la creación de alarma social con fines políticos. En Reino Unido, los políticos van a caer en la trampa de seguirles el juego, y limitar ciertas libertades sociales a cambio de más “seguridad”.
El cifrado de extremo a extremo es tan seguro que ni los gobiernos pueden espiarnos
Y es que el ataque acontecido en la noche del sábado en Londres ha generado mucho revuelo en la política británica. El gobierno del Reino Unido es conocido por atacar con dureza a la red, con leyes como la Snooper’s Charter de la que ya hablamos, que permitían revisar el historial de navegación de los usuarios. Ahora, los británicos han puesto el punto de mira en el cifrado de extremo a extremo (end-to-end, o E2E) utilizado por las aplicaciones de mensajería.
Esta seguridad, presente en aplicaciones como WhatsApp, Telegram o Signal ha dado mucho de qué hablar, ya que al ir totalmente cifrado el contenido hasta que llega al dispositivo final, su contenido no puede ser espiado por ningún agente intermedio, haciéndolas totalmente seguras. Es ampliamente conocido el uso de Telegram por los terroristas islamistas para comunicarse y para difundir mensajes propagandísticos a través de los canales de la aplicación.
Por ello, el gobierno británico ha especificado que quieren “regular” con más dureza Internet. La Ministra de Interior británica, Amber Rudd, ha afirmado que “las empresas de Internet deben trabajar con nosotros en limitar el alcance del cifrado end-to-end en las aplicaciones de mensajería.
Reino Unido quiere acabar con el cifrado
Theresa May criticó en una rueda de prensa en Downing Street a las compañías digitales por “ofrecer lugares seguros para que los extremistas puedan difundir sus mensajes de odio a través de Internet”. Un amigo de uno de los terroristas afirmó que se había radicalizado viendo vídeos en YouTube de Ahmad Musa Jibril. Este terrorista ya había sido denunciado dos veces a la policía antiterrorismo, pero las autoridades no habían hecho nada.
Por tanto, desde el gobierno británico proponen que se haga un acuerdo a nivel internacional que regule el ciberespacio para prevenir la difusión del extremismo y de la planificación de actos terroristas. Esto pasa por reducir la seguridad del cifrado utilizado en aplicaciones de mensajería para hacer que las autoridades tengan opción a espiar cualquier conversación posible.
Limitar el uso del cifrado no tendría ninguna utilidad, pues los terroristas simplemente migrarían a otras opciones que permitieran usar cifrado, así como usar la Deep Web para transmitirse información y adoctrinar. El hecho de que se use Telegram es porque es una opción gratuita, segura y rápida de utilizar.
En lugar de determinar que Internet tiene la culpa, los británicos han de hacer un ejercicio de autocrítica para ver cómo no pudieron detectar la radicalización de al menos uno de los atacantes del pasado sábado, así como proceder a su arresto. La clave está en limitar los discursos que fomenten el odio, no en culpar al cifrado, ya que como dijo Benjamin Franklin: “aquellos que renunciarían a una libertad esencial para comprar un poco de seguridad momentánea, no merecen ni libertad ni seguridad y acabarán perdiendo ambas”.
Más allá de quedar bonito en un discurso político, no tiene ningún sentido limitar el uso del cifrado, además de que por ejemplo Telegram no tiene sede en Reino Unido, por lo que la legislación británica poco puede hacer en esta aplicación. El propio Pavel Durov en 2015 que el derecho a la privacidad es mucho más importante que el miedo a que cosas malas ocurran, como ataques terroristas