El hecho de que el uso del dinero físico, es decir, los billetes y las monedas van siendo poco a poco sustituidos por otros sistemas, es algo sabido desde hace décadas. Primero fueron la tarjetas de crédito, cada vez con tecnologías de pago más avanzadas y cómodas para el usuario, ahora llega el momento de los dispositivos móviles.
Estos nuevos sistemas de pago que han ido apareciendo con el paso de los años tiene sus ventajas y sus desventajas, algo que suele afectar en mayor o menor medida al comercio. Esto es porque cuando pagamos un producto cualquiera con tarjeta de crédito o débito, sin duda es un sistema más cómodo para el comprador final, sin embargo detrás de ese pago hay una serie de comisiones que van de un lado a otro y con las cuales unos salen beneficiados (dígase Visa, Mastercard, etc), y otros perjudicados, que suele ser el comerciante o en ocasiones el comprador.
Precisamente por esta razón, cuando Apple lanzó el pasado año su sistema de pago para dispositivos móviles, Apple Pay, desde un principio dejó claro a los participantes en este tipo de transacciones que, o cobraba un incentivo por cada compra que se realizase a través de su sistema, o no entraba en el juego. Por esta razón la compañía de la manzana logró que las compañías más importantes del llamado «dinero de plástico» aceptasen que Apple se llevase el 0,15% de cada negociación realizada con una tarjeta de crédito y un 0,5% de las de débito.
Después ha llegado el momento de Google con su sistema de pago Android Pay, y como era de esperar ha solicitado un trato similar al que recibió Apple por parte de Visa y Mastercard, aunque en este caso la respuesta ha sido una negativa en redondo. Por lo tanto Google no recibirá ningún tipo de bonificación por las operaciones realizadas con su sistema Android Pay, todo ello a pesar de poner todos los medios e infraestructura para que estas tareas puedan llevarse a cabo.
Desde diversos medios se apunta a que esta negativa por parte de las dos grandes compañías de tarjetas de crédito se debe a que Google no ha sabido llevar las negociaciones de manera tan radical como lo hizo Apple antaño, de ahí el agravio comparativo que va a tener que sufrir.