Orange tendrá que hacer frente a la sanción de 30 millones de euros que en 2012 le fue impuesta por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia al abusar de su posición dominante en el mercado de la telefonía móvil. La operadora naranja había recurrido esta resolución y finalmente la justicia no le ha dado la razón por lo que deberá pasar por caja.
La operadora Orange no ha recibido buenas noticias de los tribunales respecto a la sanción que le fue impuesta hace unos años por haber aplicado precios muy elevados en su servicio mayorista y perjudicar así a los operadores móviles virtuales que no disponían de una red de telefonía propia. Las condiciones del mercado se entendían excesivas para los OMV tanto en el coste de los mensajes de texto como en el de los mensajes multimedia entre otros, que según el Supremo, mostraban una «falta de interés por competir».
La filial española de la operadora francesa no compartía la postura del organismo regulador y había presentado un recurso de casación ante el Tribunal Supremo, por considerar esta decisión injusta. No obstante, este recurso ha sido desestimado y Orange solo había contado con la opinión favorable del magistrado José Diaz Delgado, único miembro del alto tribunal que se inclinaba por estimar el recurso presentado.
De ese modo, Orange deberá hacer frente al pago de 29,95 millones relativos a la sanción que le fue impuesta junto a las operadoras Movistar y Vodafone. De hecho fue la que mejor parada salió ya que la operadora de Telefónica recibió una sanción de 44,49 millones y en el caso de Vodafone el importe de la multa ascendía a los 43,52 millones. El montante total de esta sanción se iba a los 119 millones lo que la colocaba como una de las de mayor impacto de las decretadas por el ente regulador.
Competencia no se lo ha puesto fácil a Orange
Además de este caso que ya salió a debate hace un par de años, Orange ha tenido siempre la lupa de competencia en el foco de sus operaciones, al igual que le ha ocurrido a los otros pesos pesados del mercado. La última jugada en este sentido se ha dado con la operación que se ha aprobado desde Bruselas que conlleva la compra de Jazztel por parte de la operadora naranja.
Lejos de ser un camino de rosas, Orange ha tenido que ceder a las pretensiones de la Comisión de Competencia de la UE y aceptar a deshacerse de parte de los activos duplicados resultantes de la operación de compra de Jazztel.