Esta semana se cumplía el 25 aniversario de la aparición de Internet en nuestras vidas. Uno de los inventos más revolucionarios de toda la historia que ha cambiado por completo nuestra forma de ver el mundo y cómo no, ha modificado los hábitos de las personas hasta límites insospechados por aquel entonces.
Tim Berners-Lee presentaba el 12 de marzo de 1989 un proyecto en el Centro Euro Europeo de Física de Partículas de Suiza que cambiaría a la larga la vida de las personas de todo el planeta para siempre. Con el apoyo de Mike Sendall y el posterior desarrollo llevado a cabo a lo largo de estos años, Internet se ha convertido en una herramienta imprescindible en el mundo actual.
Considerado como el invento más influyente de la historia de la humanidad por muchos expertos, se ha arraigado en los hábitos más cotidianos hasta un punto que el propio Berners-Lee no podría ni siquiera imaginar, de hecho, se ha convertido en una de las industrias que más poder acapara y muchas de las grandes compañías internacionales centran su actividad alrededor de Internet.
Se dice que las guerras actuales no se libran en el campo de batalla pistola en mano sino que se libran detrás de la pantalla de un ordenador. El que controla la información, controla el mundo y existe todo un ejército en cada una de las empresas con más peso y cada uno de los gobiernos. Además, los casos de espionaje salen a la luz día sí día también, y nuevamente no se trata de espionaje al estilo James Bond, sino en busca de la información que circula por la red.
Si nos centramos en aspectos cotidianos del día a día, los mecanismos sociales, así como las comunicaciones, hábitos o el entretenimiento tampoco tienen nada que ver con los de hace un cuarto de siglo. Puede que a los más jóvenes les parezca una eternidad, pero pensar que hace tan solo dos décadas y media nada de lo que actualmente utilizamos tan frecuentemente estaba inventado nos deja ver el impacto de Internet y la evolución que hemos sufrido en este tiempo.
Las redes sociales son buena muestra de ello, prácticamente la totalidad de la ciudadanía joven y gran parte de la no tan joven accede a Facebook, Twitter o Instagram, compañías que si el éxito les acompaña, como en el caso de la fundada hace 10 años por Mark Zuckerberg pueden alcanzar valores que se escapan a la racionalidad. Casos que han sido explotados más recientemente como las aplicaciones para los teléfonos inteligentes, véase WhatsApp, también son un buen ejemplo.
Y es precisamente este, los dispositivos móviles inteligentes una de las últimas consecuencias de Internet. Las comunicaciones no tienen nada que ver con lo que eran antes. Las personas pueden conectarse con un clic a la otra parte del mundo y ahora no solo desde el ordenador, sino desde un teléfono móvil. Dicen, que los usuarios de menos edad están perdiendo la capacidad de comunicarse en persona y se limitan a hacerlo desde un dispositivo móvil.
Si hablamos de ocio, la oferta se dispara. ¿Quién podría imaginar que compartiríamos partidas con personas de otros lugares? Lugares tan lejanos que incluyen prácticamente cualquier parte del mundo. Para terminar, un estudio de Adecco e Infoempleo. com mostraba también unos días atrás como el 70% de las personas busca empleo a través de Internet y las redes sociales, hasta los que en principio se mostraban más reacios, han acabado por adentrarse en la red. En definitiva, poco o nada queda del mundo que había en 1989.