Mis amigos me miran raro por tener la pantalla de móvil en blanco y negro, pero yo ya siento los beneficios
El otro día saqué el móvil para darle un repaso a Instagram al lado de un grupo de amigos, y uno de ellos reaccionó tras darse cuenta, al cabo de un rato, de que tenía mi pantalla en blanco y negro. Aunque pensé que no duraría mucho con este ajuste activado, ya llevo más de un mes con la pantalla del iPhone en blanco y negro.
Pese a que a otras personas les pueda parecer una excentricidad, he confirmado que puedo hacer un uso totalmente adecuado del móvil a la vez que protejo mi vista y mi tiempo gracias a eliminar el color y poner la pantalla en modo monocromático.
Poner la pantalla en modo blanco y negro es un ajuste perfecto para todos aquellos que quieren unirse a la tendencia del minimalismo digital, pasando menos tiempo al día enganchados a los algoritmos y las redes sociales y aprendiendo a vivir sin comprobar tantas veces si tenemos una notificación nueva.
Es algo que funciona como complemento a las otras estrategias que típicamente se usan con el objetivo de reducir las horas que pasamos con el teléfono, como ajustar límites de tiempo para apps manualmente, usar aplicaciones que imponen barreras para las apps más adictivas o determinadas páginas webs, configurar modos no molestar para no recibir notificaciones, o personalizar la pantalla de inicio para que sea menos llamativa, entre otros.
En mi caso, poner el móvil en blanco y negro desde luego me ha ayudado a reducir mi tiempo de pantalla (aunque también uso los métodos del párrafo anterior). Al momento de escribir esto, mi media diaria de uso va por 1 hora y media, un 52% menos desde la semana pasada.
Tener la pantalla de este modo, que recuerda a un panel de tinta electrónica como el de un Kindle, sirve para disminuir los estímulos visuales. Los llamativos y saturados colores con las que apps y webs buscan monopolizar tu atención se anulan, y en su lugar, te permiten consultar Twitter o Instagram como si estuvieses leyendo el periódico, haciendo scroll solo si verdaderamente te interesa lo que ves, en lugar de porque la brillante pantalla consuma tu atención.
Además, también creo que se anula el efecto que podría llamarse ‘gafas de color de rosa’, por el que lo que ocurre dentro del smartphone a menudo nos parece más interesante que el mundo real. Con el móvil en blanco y negro, tu cerebro vuelve a encontrar interesante el escenario que te rodea, en lugar de obnubilarse con el colorido y estridente mundo de TikTok o YouTube.
Problemas que acarrea
Por supuesto, hay veces en los que uno necesita poder ver en color: tal vez un amigo nos mande una foto preguntando qué camiseta escoger, o queramos por ejemplo usar Google Maps. Encuentro muy difícil usar Maps con la pantalla así, ya que no puedes ver la línea azul que te marca el camino. No obstante, poner solución a esto es tremendamente fácil, al menos en iPhone. Puedes configurar el uso del botón de encendido de forma que, con diferentes pulsaciones, se active la función que quieras.
En mi caso, lo he configurado para que, al dar tres toques, se abra un menú con funciones rápidas de accesibilidad, que incluye los Filtros de color. Tan solo pulsando sobre Filtros de color, el móvil vuelve a mostrar toda la tonalidad. Así, puedo recuperar el color de forma muy rápida, y volver al blanco y negro cuando haya terminado esa acción en concreto.
Cómo activarlo
Si tú también quieres probar el blanco y negro, voy a enseñarte cómo activarlo en iPhone (en Android es muy similar, ya que también se ubica en la sección de Accesibilidad, concretamente en Visión > Ajustes de color > Escala de grises).
En iPhone, tienes que ir a Ajustes > Accesibilidad > Pantalla y tamaño del texto > Filtros de color > Escala de grises.
Si además quieres poder hacer como yo y activarlo y desactivarlo rápidamente pulsando tres veces en el botón de encendido, tienes que ir a Ajustes > Accesibilidad > Función rápida > debajo de ‘Pulsa tres veces el botón lateral para’, añade Filtros de color.