Durante los últimos meses, tanto el Gobierno de España como las propias telecos han puesto de manifiesto la importancia de la desregulación del sector teleco para aumentar la competitividad de este ámbito frente a otros países. Desde Bruselas, sin embargo, parecen no apuntar en la misma dirección.
Las fusiones se han convertido en una de las herramientas sobre las que se están apoyando algunas de las empresas líderes de sus distintos sectores para mejorar su competitividad y consolidar su posición en el mercado. En el sector teleco, ya vimos cómo el movimiento entre Orange y MásMóvil supuso un cambio de paradigma sin precedentes, dando lugar al primer grupo de telecomunicaciones por número de clientes en nuestro país.
Los rumores de un movimiento similar por parte de Telefónica hacia Vodafone también han crecido de forma considerable durante los últimos meses, pese a que ninguna de las partes implicadas se ha pronunciado al respecto.
Sin embargo, los últimos acontecimientos que se han producido en Francia podrían tener un impacto directo en el mercado de nuestro país, frenando las aspiraciones de consolidación que buscan los operadores en nuestro país.
Francia rechaza uno de los grandes movimientos de los últimos años
El pasado martes por la noche, los operadores Orange, Bouygues Telecom y Free-iliad comunicaron que habían presentado una oferta para comprar la mayoría de las actividades de Altice, la compañía que opera bajo la marca SFR en el mercado galo. La oferta de compra se presentó por unos 17.000 millones de euros, aproximadamente 1.000 millones más que su valor de mercado estimado.
En el caso de ser aceptada, los tres operadores mencionados se iban a repartir los principales activos de Altice y esto tenía un impacto directo en el mercado: de los cuatro operadores que ofrecían servicios de conectividad actualmente, se pasaba a un mercado de tres grandes nombres. Es decir, una dirección muy similar a la que tanto han defendido las principales compañías de nuestro país durante los últimos meses.
La compañía, presidida por el multimillonario Patrick Drahi, rechazó de inmediato la propuesta de compra, reafirmándose en sus planes a largo plazo. Y esto ha supuesto un jarro de agua fría para todos los interesados en el reparto de sus activos, puesto que impide aumentar la presencia de los operadores existentes.
Los reguladores, también en contra
El proceso de consolidación de este mercado no depende únicamente del músculo económico de las empresas que lo conforman. Además, los reguladores juegan un papel clave. Y, en el caso francés, la postura no era todo lo positiva que se esperaba.
Roland Lescure, ministro francés de Finanzas, confirmó que el Ejecutivo galo iba a ser “muy vigilante” con el impacto de la operación en los precios y en la calidad del servicio que se iba a ofrecer al consumidor en adelante. Por su parte, la autoridad francesa de competencia, a través de Benoît Cœuré, ya mencionó en el pasado que se iban a examinar al detalle todas las dificultades que provocaba un movimiento como este.
Recordamos que en España, Bloomberg informó durante el pasado mes de junio, que Telefónica y MasOrange habían tenido contactos informales para llevar a cabo una operación similar a la aquí descrita, pero con Vodafone. Por lo que la situación de ambos países al respecto es muy similar.
Bruselas sigue sin dar el paso definitivo
Desde Bruselas se lleva tiempo trabajando en un nuevo marco regulatorio que flexibilizase la postura de la Comisión Europea a la hora de valorar este tipo de movimientos. Sin embargo, Antonio Hernando, secretario de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales, ya informó este mismo mes de octubre que tras las últimas reuniones mantenidas con el regulador europeo, todo apuntaba a que este nuevo marco legal iba a mantener su línea conservadora.
Henna Virkkunen, comisaria europea de Industria y Soberanía Digital, se mostró proactiva a favorecer este tipo de operaciones. Sin embargo, limitaba las mismas a que no se produjesen situaciones de abuso de posición dominante que desestabilizasen el mercado. Por lo tanto, los movimientos que se produzcan durante los próximos días en territorio francés, donde la oferta sigue activa pese a la negativa inicial, pueden ser determinantes para entender hacia dónde se dirige la consolidación del mercado español próximamente.
