Hace medio año ya se había aprobado derogar las regulaciones que protegían la neutralidad de la red, y apenas hace un mes que la Comisión Federal de Comunicaciones de los Estados Unidos fijó la fecha. La fecha es hoy, luego oficialmente es hoy cuando Estados Unidos ha dado muerte a la neutralidad de la red.
Durante la presidencia de Barack Obama se establecieron ciertas pautas para la protección de la neutralidad de la red. Es un concepto más sencillo de lo que parece; es el principio según el cual se trata el tráfico de datos de manera indiscriminada. Al romper la neutralidad de la red ya no se aplican las pautas establecidas en el mandato de Obama, luego pueden aplicarse discriminaciones al tráfico de datos en Internet. Pero, en el caso de Estados Unidos ¿qué ha cambiado exactamente?
Romper la neutralidad de la red implica que ahora, en Estados Unidos, es posible que se apliquen discriminaciones al tráfico de diversas maneras. Se pueden priorizar conexiones premium, se puede hacer throttling, etcétera.
Estados Unidos ha roto las pautas del gobierno de Barack Obama y, con ello, han hecho oficial la muerte de la neutralidad de la red
Las pautas establecidas por el gobierno anterior prohibían tres cosas: bloqueo, priorización por pago y throttling. Es decir, que no se permitía discriminar contenidos con el bloqueo de páginas web o de aplicaciones; tampoco se permitía la ralentización en ninguna transmisión de datos por el tipo de contenido; y en último lugar, se prohibía también que los proveedores de servicios de Internet establecieran dos líneas, una para usuarios de pago y otra para el resto. Con la derogación de estas prohibiciones, evidentemente se rompe la neutralidad de la red.
No obstante, hay una ‘ventana’ para la esperanza. Algunos estados norteamericanos han tomado la determinación de firmar sus propias leyes en contra de las estipuladas por la FCC. En algunos de estos estados se han arrancado proyectos de ley para garantizar la neutralidad de la red. En algunos de ellos se han visto ya los primeros fracasos, otros están pendientes, y en Montana y Nueva York sí han tenido éxito.