La ‘burbuja’ de operadores móviles virtuales en España
España es uno de los países a la cabeza en Operadores Móviles Virtuales por cantidad, y no hay otro motivo sino una regulación flexible, en este campo, por parte de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia en el área de las telecomunicaciones. Ahora bien, durante años en España ha sido relativamente sencillo establecer un OMV operativo como empresa, pero complicado mantenerlo con vida precisamente por esto, la competencia y los márgenes que tienen disponibles.
Hay diferentes tipos de OMVs, y el más común en nuestro país -y otros- es el OMV service provider –o revendedor-, que se limita a la comercialización de servicios de su OMR bajo una marca alternativa. Es decir, en este plano hay una marca OMV con las mismas tarifas y servicios que el operador que presta la infraestructura, y únicamente ha independencia comercial, sin siquiera un departamento técnico. Entonces, ¿qué hacen realmente? Actúan casi como un distribuidor del OMR, aunque cuentan con registro de localización propio, y en ocasiones centro de conmutación también propio, pero sin red para prestar servicio, sencillamente porque no hay concesión de espectro de frecuencias.
Durante años, casi cualquier marca lanzaba su propio OMV confiando en el éxito de su identidad, pero con los mismos precios que el operador que presta la infraestructura, el servicio técnico y prácticamente todo, salvo el departamento comercial.
Operadores Móviles Virtuales que mueren y sobreviven
La clave del éxito de un Operador Móvil Virtual se limita, casi, a las dependencias con el proveedor de red, el que llamábamos OMR. Más allá de los OMVs revendedores, que como comentábamos son los que más abundan en nuestro mercado, y también los que más bajas han registrado, los hay que sí tienen un margen de negociación para, en primer lugar, ajustar precios y ofrecer su propio servicio técnico. Estos no se limitan a sellar las tarjetas SIM con su marca, sino que cuentan con más flexibilidad, lo que en definitiva, aunque utilizando la misma red de su OMR, sí les permite competir en precios y marcar una alternativa para el consumidor.
40 Móvil, Blau, Euphony, Sarenet, Sweno, Vueling Móvil, XL Móvil o Zeromóvil son algunas de las OMV que han muerto en el intento de competir, por marca, con los operadores nacionales con red propia. La cuestión es que, como adelantaba, las dependencias posicionaron a estos OMR en una situación de ventaja competitiva evidente. Ofreciendo los mismos precios, con una red de distribución mucho más amplia, un servicio técnico de despliegue más generoso y la infraestructura propia, la cosa estaba complicada para las pequeñas piezas del puzzle de la telefonía móvil.
El 4G y los Operadores Móviles Virtuales
Otro factor crucial para los OMVs y su ‘enfrentamiento’ con los OMR, sencillamente por cuestiones de competencia, ha sido el despliegue del 4G. A los pequeños les ha llegado tarde. Tanto que, en el aspecto más global, España ha sido uno de los países que más han tardado en sumarse a la última generación de redes móviles, y ha habido algunos contratiempos más adelante con la banda de los 800 MHz. Pero si Movistar, Vodafone, Orange y Yoigo no han podido desplegar estos servicios a la misma velocidad que sus homólogos en otros países, a pesar de que ahora España es referencia en velocidad y cobertura, los OMV han tenido una situación aún peor, con un retraso de hasta dos años en algunos casos, tras haber metido mano la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia para favorecer la herencia de 4G en favor de estos últimos.
La ‘clave’ del éxito de un OMV se limita, prácticamente, a la dependencia y flexibilidad de precios y tarifas respecto a su OMR, el operador que presta la infraestructura.
Como cliente, ¿un OMV sí, o no?
Hay varias cuestiones que son evidentes para cualquier consumidor de servicios de telefonía móvil. El primero, la cobertura. En muchos casos no por extensión, que si limitamos el dato a un frío porcentaje de la superficie del país es equivalente para cualquier operador con red propia –casi-, sino más bien a la localización de esta cobertura, su tipo y calidad. Porque no es lo mismo usar cobertura 2G que 4G, evidentemente, y resulta que fulanito sólo tiene cobertura de MenganitoComunicaciones en la planta baja de su casa, luego la decisión está casi tomada por defecto.
Pero además de la cobertura, claro, están los precios. Ya sea el precio por giga si lo que más nos interesa es la navegación por Internet, o bien el precio por minuto –un dato casi obsoleto-, o sencillamente la flexibilidad de tarifa. Es decir, una tarifa reducida, por ejemplo, cómo me va a salir de precio por exceso de consumo frente a una equivalente.
Y como es un artículo de opinión, dejando a un lado los datos más objetivos, en mi caso he sido cliente de OMV en dos ocasiones, y de dos OMVs diferentes. Con Tuenti Móvil cuando se llamaba así, y la red social seguía viva, porque era la tarifa con más gigas y mejor precio en aquel momento. Unos 18 euros por 3 GB, si no recuerdo mal, y con las llamadas a añadir. Y posteriormente con Symio, sencillamente por la posibilidad de tener una SIM coste cero, y a partir de ahí consumir a gusto propio. ¿Satisfecho? Completamente. Las diferencias frente al uso de Movistar, Vodafone o Yoigo, de las que también he sido cliente, en ambos casos fueron ninguna. Y la clave es que ambos tenían flexibilidad para ofrecer no sólo tarifas diferentes, sino también precios más económicos. Es decir, consumidor satisfecho, y curiosamente OMVs que siguen con vida, y que además gozan de buena salud. El punto y final lo marca que, aunque España vive casi una burbuja de OMVs, sólo algunas pueden sacar la cabeza, y en algunos casos son el motor de un sector que está en constante evolución de precios y tarifas.