¿Cuánto tiempo tiene que pasar? Eso es lo que realmente preocupa a los usuarios de los dispositivos que, en el futuro, se beneficiarán de las posibilidades del grafeno. Mientras tanto, esta sustancia lleva años dándonos titulares sobre cómo nos puede cambiar la vida con enormes evoluciones tecnológicas que, por el momento, apenas unas pocas han salido del laboratorio. El grafeno se ha convertido en el nuevo «Dios» de la tecnología y la ciencia.
Son muchos años los que se lleva trabajando e investigando sobre el grafeno, y aunque en los últimos años se ha potenciado el interés sobre esta sustancia similar al grafito, su descubrimiento data de hace más de medio siglo. Ya en 1930 se documentó en torno al grafeno, y sin embargo se puso escaso interés en la sustancia al pensar que era inestable termodinámicamente. Sin embargo, con el paso de los años se han descubierto importantes cualidades del grafeno que pueden mejorar la tecnología que utilizamos en la actualidad.
Las propiedades más interesantes del grafeno
- Dureza extrema, 100 veces más resistencia que una lámina de acero del mismo espesor.
- Flexibilidad y elasticidad.
- Transparencia.
- Autoenfriamiento
- Alta conductividad térmica y eléctrica.
- Más ligero y flexible que la fibra de carbono.
- No se calienta tanto al conducir electrones.
- Menor consumo de electricidad que el silicio.
- Genera electricidad al ser alcanzado por la luz.
- Se autorrepara.
Los avances en el estudio del grafeno continúan encontrando aún más propiedades interesantes del grafeno para su aplicación a los elementos tecnológicos cotidianos, y los avances más importantes en los últimos años tienen que ver con los costes de utilización, fabricación y manipulación de las láminas de grafeno. En definitiva, hemos visto ya cómo nos puede beneficiar en laboratorio, pero todavía no hemos visto sus resultados en productos de calle.
Como ya explicamos hace unos meses, hay 5 interesantes usos del grafeno que cambiarán la tecnología, como ordenadores más rápidos y baratos, baterías más eficientes y dispositivos flexibles. El problema, como hemos dicho en muchas ocasiones ya, es que no se sabe el cuándo, y sí se está trabajando duramente en el cómo. Tenemos decenas de aplicaciones para el grafeno, y ya sólo nos queda saber cuándo vamos a disfrutarlas. Ahora bien, el futuro que se plantea gracias al grafeno justifica, sin duda alguna, que se haya convertido en el nuevo «Dios» de la tecnología y la ciencia.