Netflix confirma que no es necesaria la censora Ley Sinde para que el usuario pague por vídeos
¿Hace falta una ley creada de forma específica para cerrar determinadas páginas web para que los usuarios paguen por visualizar cine en Internet? Netflix, el servicio de pago de películas en streaming, ha demostrado con rotundidad que la respuesta a la pregunta es no, ya que se ha mostrado como un sistema perfectamente viable a pesar de la existencia de ciertas páginas.
Al igual que sucede en el ámbito musical, donde Spotify es un ejemplo de alternativa de pago con precios razonables, Netflix se ha erigido como uno de los referentes en Internet a la hora de ofrecer contenidos cinematográficos «de forma legal». Entrecomillamos aquello de legal porque hasta ahora, las páginas de enlaces a archivos externos también son legales como ha sentenciado la Justicia española en numerosas ocasiones.
Según leemos en ReadWriteWeb, Netflix espera cosechar una gran cantidad de ingresos en el primer trimestre de 2011, lo que le situaría como la compañía líder en el sector del vídeo por suscripción. Para quien no conozca este servicio, lo podemos definir con sencillez como una plataforma de vídeo que de forma totalmente legal ofrece en streaming películas y series de televisión, a cambio de una cuota de suscripción mensual. Hasta ahora cuenta con más de 20 millones de suscriptores en el mercado estadounidense y canadiense, pero por ahora no está disponible en nuestro país.
La compañía supo ver la oportunidad que ofrecía Internet para la distribución de contenidos de forma que tanto la industria del cine como los autores y los usuarios quedasen satisfechos, unos por los beneficios económicos que les reporta y otros por lo asequible de las tarifas. Su éxito ha demostrado que no son precisas leyes antidescargas para que todas las partes queden satisfechas. Sin embargo, en nuestro país, tanto la industria como el Gobierno (apoyado por PP y CiU), creen fundamental cerrar ciertas páginas para el desarrollo de una oferta de este tipo, aunque las alternativas propuestas por estos agentes más allá del cierre de webs minimizando la figura judicial brillan por su ausencia.
Netflix no es el único ejemplo de viabilidad con un modelo de negocio adaptado a los tiempos que corren gracias a Internet. Hoy mismo conocíamos que YouTube podría lanzar su servicio de vídeo bajo demanda gracias a un acuerdo con importantes estudios cinematográficos. Google TV o Apple TV son otros servicios Web TV que se presentan como alternativas a webs de enlaces con contenidos de pago, aunque aún están muy lejos de la popularidad de Netflix.
Hasta la llegada de este servicio a nuestro país podemos experimentar un sistema parecido como es Voddler, que anunció recientemente su llegada a nuestro país. Su propuesta pasa por ofrecer un amplio catálogo (más de 2.000 títulos entre películas y series) a los que el usuario podrá acceder de forma gratuita -salvo en algunas excepciones- a cambio de visualizar dos anuncios durante la reproducción. ¿Acabarán triunfando estos servicios tras aterrizar en nuestro país?