La metamorfosis de Rapidshare: de promotor de la piratería a colaborador con la industria

La metamorfosis de Rapidshare: de promotor de la piratería a colaborador con la industria

Javier Sanz

Hace poco más de un año, la popular página de almacenamiento de archivos era señalada por la RIAA americana como uno de los mercados principales de contenidos ilegales en Internet. Ahora se alaba su esfuerzo para conseguir una hoja de servicio limpia. Analizamos las claves de esta transformación.

Al contrario que Megaupload, el destino de Rapidshare parece brillar en el horizonte a pesar de que su historial en la distribución de contenidos ilegales parece idéntico al de la web recientemente intervenida por el FBI americano.

Los problemas legales para la compañía suiza comenzaron en 2010, cuando la revista de contenido para adultos Perfect 10 presentó una demanda contra Rapidshare en la Corte de California. La revista alegaba que el servicio de hosting de archivos alojaba imágenes que se ofrecían a sus clientes de pago, por lo que Rapidshare violaba sus derechos de distribución.

A pesar de que el juez desestimó la demanda alegando que el argumento de la acusación no era lo suficiente fuerte, la empresa recibió un duro golpe a finales de ese año cuando fue incluida en la “lista negra” internacional de la RIAA. Ese fue el momento en el que la empresa decidió cambiar su perfil y colaborar con la administración americana y la industria audiovisual para evitar mayores daños. Los resultados no se hicieron esperar y solo un año después el popular sitio ha limpiado su expediente y se encuentran una vez más en el lado «legal» de la industria.

¿Cuál ha sido su estrategia?

Primero, el sitio comenzó en 2010 a ofrecer la compra de música y películas a sus usuarios que intentaran descargar ese tipo de contenido de sus servidores. Al mismo tiempo contrataron los servicios de una compañía de Washington especializada en lobbying para trabajar codo a codo con la administración y la industria americanas. El dinero parece sin duda bien invertido.

La nueva imagen con la que Rapidshare ha convencido a sus otrora acusadores es la de un servicio limpio y con usuarios conscientes y respetuosos con la privacidad y la propiedad intelectual. ¿Cómo se consigue? Con información y un servicio legal rápido y eficaz. Cualquier cuenta acusada de realizar actividades sospechosas es rápidamente avisada y fulminante cancelada si no los elimina tras el tercer aviso. Además la cosa no queda ahí, el departamento legal también busca activamente en la red cuentas de su servicio que pudieran estar colaborando en actividades de piratería de contenidos protegidos. Una tecnología de la que no ofrecen demasiada información, pero que supuestamente busca en foros, blogs y otros sitios de Internet indicios de estas actividades.

Parece entonces que una de las claves para considerar “limpios” a este tipo de servicios pasa por que que admitan su responsabilidad moral en la lucha contra la piratería. Eso no evita que se sigan curando en salud con acciones como la reciente decisión de evitar que sus contenidos sean indexados en Google.

¿Qué os parece a vosotros la trasformación de Rapidshare? ¿Se trata solo de un cambio «de cara a la galería» para guardar las formas?.

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