La polémica con los efectos nocivos sobre la salud de la exposición a las radiaciones del Wi-Fi no acaba de desaparecer a pesar de que múltiples estudios médicos no acaban de certificar una repercusión negativa. Pero muchas personas que viven cerca de antenas de telecomunicaciones y que padecen algún tipo de trastorno de salud denuncian la expansión de esta clase de redes y como ocurre en León, han solicitado al ayuntamiento que frene el despliegue de los puntos de acceso Wi-Fi públicos en la ciudad.
La Asociación Leonesa Contra las Ondas Electromagnéticas (Alcoe) ha presentado formalmente una solicitud al Ayuntamiento de León para que no siga adelante con el proyecto público de ampliar las redes Wi-Fi por toda la ciudad. Desde hace meses, el consistorio ha planteado la instalación de nuevas antenas y puntos de acceso en las calles para que León se convierta en una de las referencias de la mitad norte de España en materia de facilidades para que los ciudadanos se puedan conectar a Internet sin recurrir a su propia tarifa móvil de datos.
El desarrollo de esta red Wi-Fi está enfocado a tratar de dar respuesta a una necesidad que puede conllevar beneficios de cara al turismo de la ciudad, aunque no todos sus habitantes están de acuerdo con esta medida. Y es que según Alcoe, 24.000 habitantes estarían sufriendo dolencias y males como cefaleas, infertilidad o somnolencia debido al impacto de las redes Wi-Fi sobre la salud.
Muchas de las personas afectadas denuncian que en España no se hayan reconocido formalmente estas causas como así ha sucedido en otros países de Europa. Sin ir más lejos, Francia otorgó una pensión vitalicia por enfermedad a una ciudadana que denunciaba los efectos negativos de las radiaciones electromagnéticas de los teléfonos y redes móviles.
La OMS solo recomienda controlar las radiaciones Wi-Fi
El pánico al Wi-Fi es tal que muchos de los afectados salen a la calle con prendas específicas para protegerse de los supuestos efectos nocivos del Wi-Fi, ya sea con prendas tejidas con hilos de plata, cobre o cualquier otro metal. Uno de los puntos más polémicos son los límites legales de estas emisiones, y es que no existe una prohibición formal al respecto ya que aunque la Organización Mundial de la Salud ha emitido una serie de recomendaciones, ni Europa ni España obliga a limitar las mismas, a pesar de que en nuestro país se restringe a 400 microwatios por centímetro cuadrado dichas emisiones, algo que León cumple.
En tanto no se pueda demostrar científicamente las repercusiones sobre la salud, protegerse ante estas emisiones dependerá más de cada persona, ya que de momento salvo acciones aisladas no existe una auténtica corriente opositora generalizada contra el despliegue de nuevas redes de telecomunicaciones en las ciudades.
¿Creéis que las radiaciones del Wi-Fi son nocivas en niveles a los que estamos expuestos?