El grafeno es un material que tiene muchos usos, gracias a su composición de una sola capa de átomos de carbono dispuestos en una red hexagonal. Esto le permite ser muy útil a la hora de crear diferentes dispositivos electrónicos como baterías, pantallas táctiles o celdas solares. Sin embargo, parece ser que ahora se ha descubierto un nuevo uso para este material: ayudar a que no se decoloren las obras de arte.
Una preocupación de muchas galerías de arte es exponer sus obras porque estas se pueden dañar por culpa de varios factores como la luz del Sol o la humedad.
La importancia de conservar el arte antiguo
De hecho, a día de hoy existen cuadros famosísimos como El Grito, El dormitorio o Los girasoles que están en peligro. Las obras que se pintaban con óleos pueden sufrir pequeñas ampollas según va avanzando el tiempo.
En un principio se pensaba que estas ampollas eran granos de arena atrapados en la pintura, pero tras ver que se extendía por la pintura, se descubrió que eran daños que estaban creciendo.
Se descubrió que el daño son jabones de carboxilato metálico que nace a partir de una reacción química que surge entre los iones metálicos en los pigmentos de plomo y zinc y los ácidos grados que se usaron durante la pintura. Más o menos un 70% de las pinturas hechas con óleo sufren daños por culpa de esto.
Es por esto que se ha empezado a investigar sobre materiales que ayuden a conservar las obras de arte, y el grafeno es uno de ellos.
La polivalencia del grafeno
Se trata de un material tan fino y transparente que se puede adherir con facilidad y sirve como una barrera contra el oxígeno, los gases y la humedad. También puede repeler el agua y absorber luz ultravioleta.
Por tanto, se decidió usarlo para proteger los colores de la pintura de la fotodegradación gracias a su facilidad de ponerlo y quitarlo en la superficie en comparación con otros materiales.
Sin embargo, surgió un problema: había que probar esta nueva técnica en una pintura actual. El equipo que ha trabajado en este método cuenta un equipo grande de pintores, pero estos no querían arriesgarse a que sus pinturas se destruyeran durante las pruebas.
Finalmente, consiguieron que una artista donara tres de sus pinturas más recientes después de que ella se quedara fascinada con la técnica que estaban creando para conservar las obras de arte. Sus cuadros se hicieron con tintas indias sobre papel brillante colocado sobre un soporte de lienzo.