El IEEE (Institute of Electrical and Electronics Engineers) es el instituto encargado de diseñar y crear los estándares WiFi que usamos a diario. Su última creación es el WiFi 6E, pero de cara al futuro están trabajando en al menos dos nuevos: 802.11be, más conocido como WiFi 7, y 802.11bf, una nueva especificación que convertirá nuestros dispositivos en sensores de objetos.
Así lo ha anunciado el IEEE, que afirma que en septiembre de 2024 finalizará el estándar 802.11bf, convirtiendo el WiFi no sólo en un sistema de comunicación, sino en un protocolo inalámbrico para sensores. El nombre del proyecto es Wi-Fi Sensing (SENS), y su objetivo es utilizar las interferencias y cambios en las señales para medir el alcance, velocidad, dirección, movimiento y proximidad de objetos y personas.
Actualmente trabajan en mejorar su precisión
Esto puede permitir por ejemplo que un router sea capaz de potenciar la señal del WiFi en una dirección concreta, esquivando objetos que tenga alrededor como un jarrón o una estantería. Sin embargo, está también supone un reto a nivel de privacidad, ya que con esto también es posible detectar si hay o no personas cerca. Así, un hackeo del WiFi puede permitir a alguien conocer si hay alguien en casa con sólo conocer la contraseña del WiFi.
Desde el IEEE afirman que los esfuerzos actuales de investigación y desarrollo están centrados en mejorar la precisión del sistema, y que no están centrados en la actualidad en los problemas de privacidad que pueda llegar a presentar.
Los investigadores de estándares de red llevan años sabiendo que las redes WiFi pueden usarse para obtener información sobre objetos y personas que hay alrededor de emisores y receptores por la forma en la que rebotan las ondas alrededor. Algunas investigaciones incluso han intentado crear sistema de detección de movimiento para detectar gestos que se hagan encima de un router.
Todos estos usos experimentales han usado distintos estándares de WiFi, pero hasta ahora no había ninguno común que permitiese crear implementaciones fácilmente replicables entre fabricantes. Por ello, esto puede suponer la creación de nuevos usos de formas que ni siquiera imaginamos en la actualidad.
El 802.11bf puede suponer una amenaza para la privacidad
Por ello, Francesco Restuccia, profesor asistente de ingeniería eléctrica e informática en la Northeastern University, afirma que es necesario que este tipo de sistemas puedan ser desactivados fácilmente por los usuarios, ya que con un sistema de detección de movimiento avanzado puede llegar a ser posible detectar pulsaciones en teclados, gestos o cualquier otro tipo de actividad.
Además de los problemas obvios de privacidad, el estándar todavía requiere mucho trabajo para tratar con las interferencias, ya que al compartir espectro con otras tecnologías es posible que se introduzca ruido. Por ejemplo, si se usa Bluetooth o un microondas cerca, los cuales operan en los 2,4 GHz, pueden generarse interferencias. En los 5 y 6 GHz, sin embargo, apenas hay elementos que interfieran al no haber nada más que use esas frecuencias, por lo que pueden ser las elegidas para detectar objetos.
A su vez, tampoco saben si dedicar una parte del espectro a SENS, o si utilizar los paquetes de datos en el espectro normal para la detección de movimiento. Lo primero implicaría que la velocidad máxima de las redes WiFi podría verse reducida.