10 ordenadores y un cargador para coches: el Airbnb que se transformó en chiringuito de minería cripto
La dueña de un Airbnb en Estados Unidos ha tenido que añadir una nueva norma a la lista de reglas de su alojamiento, después de una experiencia que no se esperaba para nada. Tras recibir una factura de electricidad de 1,500 dólares, la propietaria, que tiene la insignia de «superhost» en esta plataforma, descubrió que los inquilinos que se habían alojado en la vivienda durante tres semanas habían estado haciendo minería de criptomonedas.
La minería de criptomonedas es una actividad muy demandante de electricidad, que ha estado en el foco de la polémica por este motivo, y con relación al daño medioambiental que puede provocar. De hecho, un estudio indica que solo 137 centros de minado consumen el 2.3% de toda la electricidad producida en el país norteamericano.
La propietaria, llamada Ashley Class, comentó lo sucedido en su cuenta de TikTok. Ha explicado que, tras revisar la cámara exterior de la casa, vio que los inquilinos salían con, por lo menos, unos diez ordenadores, y que habían instalado un puerto de carga para vehículos eléctricos.
Eso sí, los huéspedes se marcharon de la casa dejando todo totalmente limpio, y dando una valoración de cinco estrellas a la propietaria. De hecho, sus buenas formas se mantuvieron hasta el final de la historia. Ashley reclamó a Airbnb que los huéspedes debían pagar esa abultada e inesperada factura de electricidad, y finalmente, Airbnb le dio la razón. Los inquilinos aceptaron, y de hecho, aclararon que habían ganado más de cien mil dólares con la actividad, por lo que pagar esa factura tampoco les iba a suponer un gran problema.
El extraño suceso ha llamado mucho la atención en TikTok, aunque en la caja de comentarios, otros usuarios apuntan que, de hecho, no es la primera vez que se escucha un suceso parecido. Dado lo caro que resulta minar criptomonedas, los pequeños mineros que carecen de grandes infraestructuras están intentando dar con soluciones innovadoras, como puede ser instalar una red improvisada de minería en un Airbnb.
El gran gasto en electricidad puede venir provocado no solo por la propia actividad de los diez ordenadores, sino porque podrían haber encendido el aire acondicionado al máximo para refrigerar los equipos, que suelen calentarse muchísimo con estas operaciones.
Lo que también sorprendió a la dueña fue la instalación de un puerto de carga para coches eléctricos. Y es que, aunque la carga de vehículos eléctricos no tiene por qué suponer un aumento considerable de la factura eléctrica, como sí ocurre con la minería, lo que desencajó a Ashley fue que los inquilinos instalaran, de cero, un puerto de carga: «No cobramos nada más que tres veces la factura eléctrica promedio. No se trataba tanto del vehículo eléctrico como de que el huésped instalara un poste», explica Ashley en comentarios.
Nuevas reglas para el alojamiento
Pese a que la situación se resolvió favorablemente, la anécdota obligó a Ashley a añadir dos nuevas curiosas normas para su Airbnb, que ahora podrían servir de inspiración a otros arrendadores para que no les ocurra lo mismo a ellos. La propietaria ha tenido que especificar que no está permitida la minería de criptomonedas durante la estancia, y tampoco la instalación de una base de carga para coches eléctricos.
Los alojamientos de Airbnb están siendo noticia, en ocasiones, por los extraños usos que le dan algunos. Hace no mucho, también fue noticia el fenómeno del «Airbnb hopping», por el que hackers estaban saltando de alojamiento en alojamiento, usando Airbnb como refugio para huir de criminales que les están buscando.