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A un año del asalto al Capitolio y después de leer este artículo del ex presidente Carter excesivamente centrado en Trump
www.nytimes.com
Pienso que la democracia en USA (y en más sitios) está en efecto viciada, pero ese proceso no es cosa de Trump sino que empezó ya hace unos 20 años, después del ataque a las torres gemelas el 11-S
A partir de ahí se inició una serie de recortes de libertades justificados en la lucha contra el terrorismo, escucha ilegal de comunicaciones telefónicas, obligatoriedad de registrar las tarjetas de telefonía, leyes que penaban delitos de opinión bajo el paraguas de apologia del odio o del terrorismo
El el caso USA el problema no solo abarca a Trump, ni siquiera a un sistema electoral facilmente manipulable como ya han advertido varios expertos en electrónica sobre la facilidad de alterar las máquinas que contabilizan el voto, en realidad ni siquiera los padres fundadores, al contrario de lo que se piensa, creían mucho en la democracia
Los Padres Fundadores pertenecían a una élite rica y, a su vez, ilustrada. En todo momento dicha élite se opuso a la influencia de las mayorías en los asuntos públicos de la nación. A lo sumo aceptaban una participación indirecta a través de los gobiernos locales y de los ayuntamientos. El voto y el ejercicio de la democracia directa no los concebían para el común, sino para ciudadanos con dinero, formación escolar y sin estar sujetos a la esclavitud. Se trata de derechos ciudadanos restringidos, pues se creía que dejar al libre albedrío de las mayorías el destino de una naciente nación sería entregarla a líderes demagogos que explotarían la veta delirante de esas mayorías. A las masas depauperadas y regidas por la ignorancia sólo les restaba incidir directamente en la elección de los miembros de la Cámara de Representantes
De lo que se trataba era de controlar y someter la voluntad popular, pues tal como lo sentenció James Madison, “la democracia es la forma más vil de gobierno”. El mismo Alexander Hamilton –entonces primer secretario del Tesoro– alertaba de la urgencia de evitar la “impudicia de la democracia”, o lo que Thomas Jefferson denominó como “despotismo electo”. Los calificativos se entienden cuando varios de esos “Padres Fundadores” eran en su mayoría un grupo de terratenientes virginianos, nada opuestos a la esclavitud negra (más bien todo lo contrario) y fuertemente elitistas
Con las décadas, lo que permitió sobrevivir a los USA y mantener la unión en medio de las luchas de facciones fue la materialización de las instituciones liberales, la división y equilibrio de poderes, y la abolición de la esclavitud. Entonces, el faccionalismo y la tiranía eran los fantasmas a erradicar. De ahí que los “Padres Fundadores” enfatizasen, con su peculiar noción de democracia, en la necesidad de evitar la concentración del poder en pocas manos. Si ello no se evitaba, entonces la tiranía estaba a la puerta de la nación y reproduciría los vicios de la Corona británica. Y para ello idearon un sistema político altamente descentralizado fundamentado en la tensión y el control recíproco entre los distintos poderes instituidos y en la restricción –desde instituciones sólidas– de la discrecionalidad por parte de quienes ocupan esos poderes. A través del federalismo los gobiernos de los estados de la Unión Americana estarían facultados para imponer límites al gobierno central. Se consignó también en la Constitución Política de 1787 el derecho a la resistencia, justo para hacer frente a la concentración de poder en pocas manos
En última instancia, derechos como el de propiedad o de libertad en cualquiera de sus formas no se supeditarían al voto; lo trascienden por tratarse de derecho inalienables en la filosofía política de estos “Padres Fundadores” dotados de un espíritu aristocrático. Lo contrario a esta noción de libertad era la renuncia a ella por parte de masas amorfas sometidas por voluntad propia a poderes tiránicos a cambio de protección y seguridad. Más todavía, los “Padres Fundadores” apostaban por una sociedad libre de la persecución religiosa; aunque se oponían a que la ley y el poder fuesen expresión de la voluntad general, tal como sí se veneró en el ideario de la llamada “Revolución Francesa”. Conscientes estaban los “Padres Fundadores” de que esa abstracción de la voluntad general termina por succionar la libertad y vaciarla de sentido
Lo que Alexis de Tocqueville observó en su viaje de 1831 y 1832 a USA fue una naciente nación, sin la anarquía que caracterizaba los rescoldos humeantes del pasado feudal europeo. El pragmatismo, el individualismo (entendido como el valor del individuo) y el materialismo, fusionados con la religiosidad y el sentido de comunidad, fueron los rasgos que el aristócrata francés observó en su viaje y los expresó con acierto en su obra La democracia de América

Opinion | Jimmy Carter: I Fear for Our Democracy
Even established democracies can fall to military juntas and despots. We can’t let that happen here.
Pienso que la democracia en USA (y en más sitios) está en efecto viciada, pero ese proceso no es cosa de Trump sino que empezó ya hace unos 20 años, después del ataque a las torres gemelas el 11-S
A partir de ahí se inició una serie de recortes de libertades justificados en la lucha contra el terrorismo, escucha ilegal de comunicaciones telefónicas, obligatoriedad de registrar las tarjetas de telefonía, leyes que penaban delitos de opinión bajo el paraguas de apologia del odio o del terrorismo
El el caso USA el problema no solo abarca a Trump, ni siquiera a un sistema electoral facilmente manipulable como ya han advertido varios expertos en electrónica sobre la facilidad de alterar las máquinas que contabilizan el voto, en realidad ni siquiera los padres fundadores, al contrario de lo que se piensa, creían mucho en la democracia
Los Padres Fundadores pertenecían a una élite rica y, a su vez, ilustrada. En todo momento dicha élite se opuso a la influencia de las mayorías en los asuntos públicos de la nación. A lo sumo aceptaban una participación indirecta a través de los gobiernos locales y de los ayuntamientos. El voto y el ejercicio de la democracia directa no los concebían para el común, sino para ciudadanos con dinero, formación escolar y sin estar sujetos a la esclavitud. Se trata de derechos ciudadanos restringidos, pues se creía que dejar al libre albedrío de las mayorías el destino de una naciente nación sería entregarla a líderes demagogos que explotarían la veta delirante de esas mayorías. A las masas depauperadas y regidas por la ignorancia sólo les restaba incidir directamente en la elección de los miembros de la Cámara de Representantes
De lo que se trataba era de controlar y someter la voluntad popular, pues tal como lo sentenció James Madison, “la democracia es la forma más vil de gobierno”. El mismo Alexander Hamilton –entonces primer secretario del Tesoro– alertaba de la urgencia de evitar la “impudicia de la democracia”, o lo que Thomas Jefferson denominó como “despotismo electo”. Los calificativos se entienden cuando varios de esos “Padres Fundadores” eran en su mayoría un grupo de terratenientes virginianos, nada opuestos a la esclavitud negra (más bien todo lo contrario) y fuertemente elitistas
Con las décadas, lo que permitió sobrevivir a los USA y mantener la unión en medio de las luchas de facciones fue la materialización de las instituciones liberales, la división y equilibrio de poderes, y la abolición de la esclavitud. Entonces, el faccionalismo y la tiranía eran los fantasmas a erradicar. De ahí que los “Padres Fundadores” enfatizasen, con su peculiar noción de democracia, en la necesidad de evitar la concentración del poder en pocas manos. Si ello no se evitaba, entonces la tiranía estaba a la puerta de la nación y reproduciría los vicios de la Corona británica. Y para ello idearon un sistema político altamente descentralizado fundamentado en la tensión y el control recíproco entre los distintos poderes instituidos y en la restricción –desde instituciones sólidas– de la discrecionalidad por parte de quienes ocupan esos poderes. A través del federalismo los gobiernos de los estados de la Unión Americana estarían facultados para imponer límites al gobierno central. Se consignó también en la Constitución Política de 1787 el derecho a la resistencia, justo para hacer frente a la concentración de poder en pocas manos
En última instancia, derechos como el de propiedad o de libertad en cualquiera de sus formas no se supeditarían al voto; lo trascienden por tratarse de derecho inalienables en la filosofía política de estos “Padres Fundadores” dotados de un espíritu aristocrático. Lo contrario a esta noción de libertad era la renuncia a ella por parte de masas amorfas sometidas por voluntad propia a poderes tiránicos a cambio de protección y seguridad. Más todavía, los “Padres Fundadores” apostaban por una sociedad libre de la persecución religiosa; aunque se oponían a que la ley y el poder fuesen expresión de la voluntad general, tal como sí se veneró en el ideario de la llamada “Revolución Francesa”. Conscientes estaban los “Padres Fundadores” de que esa abstracción de la voluntad general termina por succionar la libertad y vaciarla de sentido
Lo que Alexis de Tocqueville observó en su viaje de 1831 y 1832 a USA fue una naciente nación, sin la anarquía que caracterizaba los rescoldos humeantes del pasado feudal europeo. El pragmatismo, el individualismo (entendido como el valor del individuo) y el materialismo, fusionados con la religiosidad y el sentido de comunidad, fueron los rasgos que el aristócrata francés observó en su viaje y los expresó con acierto en su obra La democracia de América
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