"La versión oficial, profundamente torticera y manipulada, ha convencido durante años a los españoles de que
hubo un gran pacto que cerró las heridas que separaban a
“las dos Españas”. Bien, ahora toca hablar en serio.
La llamada Transición (con mayúsculas, ya ven) fue un engaño masivoperpetrado en contra de los intereses del pueblo español y de la soberanía de nuestra patria. Así de claro.
El verdadero objetivo de la
Transición, que siempre estuvo patrocinada y dirigida por potencias extranjeras y singularmente por
EE. UU. , no era otro que convertir a España en un peón más para poder manejarlo al antojo. Y eso pretendían conseguirlo introduciendo al pequeño país autónomo y rebelde del sur de Europa en instituciones supranacionales que dinamitasen su soberanía, fundamentalmente en la
OTAN. Eso lo conseguirían acabando con todo su tejido industrial y su modelo productivo para convertirlo en un país de servicios con una economía dependiente. Eso lo tendrían en sus manos arrasando sus señas de identidad y haciendo saltar por los aires su cohesión territorial
Suarez fue durante un tiempo un instrumento útil. Sirvió para pasar, como se ha repetido hasta consagrar el tópico, “de la ley a la ley”. Con él se conseguía la apariencia de una democracia liberal de partidos homologable a otras en Europa. Sin embargo, el objetivo último no estaba conseguido.
Suarez no metió a España en la
OTAN, como le exigían los amos del mundo, ni renunció al programa nuclear mediante la firma de los tratados de no proliferación. Además, se permitió mantener buenas relaciones con los que entonces se llamaban “países no alineados”. Cuando la pieza de
Suarez dejo de ser útil en el engranaje comenzó la campaña más dura y brutal de
ETA, siempre al servicio de sus paganos, y un extraño consenso entre toda la clase política que llevaba a la idea de que había que retirarle. Tanto consenso había que incluso la izquierda que hoy calla, estaba dispuesta a entrar en un gobierno de concentración presidido por un militar. Era el caldo del cultivo del
falso golpe del 23 F.
Antes de eso, y para hacer creíble el nuevo escenario democrático se tenía que
hacer visible la presencia del PCE, aunque nadie quería que tuviese una cuota de poder real. Los comunistas habían sido la única fuerza de auténtica oposición al franquismo (naturalmente mediante la violencia y el terror). Eran quienes de verdad tenían una estructura de partido, si quiera fuera precaria, y una legitimidad moral de partida entre la izquierda de base por haber liderado la lucha frente al “régimen anterior” y haber sufrido la represión. Pero naturalmente, un
PCE legal tenía que estar convenientemente domesticado. Se encargaron de ello,
Carrillo acepto la monarquía que abanderaba el cambio y
Fraga le presentó en el club Siglo XXI como impulsor del “eurocomunismo”.
El
PSOE por su parte era una absoluta desbandada, estuvo inédito en el franquismo y llegó a la democracia en mantillas. Por eso el partido del
González recibió dinero de los social demócratas alemanes a espuertas y ayuda logística para organizar un partido con capacidad de gobierno. Era absolutamente necesario, porque el proceso que se estaba diseñando requería de una izquierda maleable en su discurso, no marxista, capaz de reconducir las demandas sociales hacia donde los grandes intereses económicos pudieran tolerarlas.
Era necesario un tapón en la izquierda frente al comunismo. El plan requería un partido de izquierdas que acometiese la des industrialización sin despeinarse y si fuera necesario, puño en alto. Hacía falta un partido capaz de
hacer entrar a España en la OTAN después de hacer campaña por el NO. Venía muy bien que para liquidar la soberanía monetaria y económica, quien sometiese a España en la UE acabe los mítines con la Internacional.
Felipe ha sido durante décadas el tipo que mejor ha encarnado ese espíritu: de la chaqueta de pana para el mitin en
Extremadura al buen puro habano para sus reuniones con
Carlos Slim.
Por supuesto, sí fueron incluidos en el pacto de la
Transición como protagonistas destacados los representantes de lo que entonces se llamaba la “minoría catalana y vasca Hoy
ese estado de la Constitución del 78 se revela fallido por la rebelión que los herederos políticos de esa “minoría catalana” desde las mismas instituciones que se les dio la posibilidad de crear.
Hoy España es un país con una economía de servicios y un modelo productivo que nos hace vulnerables y dependientes ante cualquier constipado de la economía, además de acreedores del centro de Europa con una deuda que supera nuestro PIB. Nuestro ejército, pobre en medios y en motivación patriótica porque eso es cosa de otra época, malvive con servicios externalizados en misiones donde no defiende los intereses de España. La cohesión territorial ha saltado por los aires,
En fin,
la Transición que diseñó para España el Departamento de Estado de EE. UU. ha cumplido todos sus objetivos."
pd: es parte de un artículo de radioya que nada tiene que ver con la izquierda (todo lo contrario), este lo pueden leer completó en
https://www.radioya.es/549722354/La-gran-farsa-de-la-Transicion-espanola.html